En la actualidad, la sociedad, con ciertas corrientes de pensamiento, han normalizado aspectos que, aunque puedan parecer inofensivos, acaban con la feminidad de cada mujer, manchando el gran don que llevan.
El verdadero corazón de la feminidad
Santa Teresa Benedicta de la Cruz, en uno de sus libros sobre la mujer, reflexiona acerca de cómo la mujer es portadora de vida y alma. Para ella, la mujer tiene una vocación natural a acoger, nutrir y formar vida, no solo en el sentido biológico (la maternidad), sino también espiritual y emocional.
Ella ve a la mujer como alguien con una capacidad particular para percibir y responder a las necesidades del otro con empatía, lo que ella llama una "inteligencia del corazón".
La feminidad no se pierde, se desvía
Para Stein, la feminidad puede deformarse cuando la mujer renuncia a su vocación. Sin embargo, también hay otros aspectos que las mujeres pueden dejar de hacer y, aunque no parecen tener relevancia, nos hacen descuidar la feminidad.
Que, aunque en algunos casos se convierta en instrumento del mundo o bien se descuide en cualquier etapa de la vida, la feminidad sigue ahí, solo hay que redescubrir.
Por ello, analizaremos alguna serie de aspectos que pueden acabar con tu feminidad, desde los más perceptibles, hasta los menos notorios.
1No cuidar tu imagen
Este punto no se refiere a caer en la vanidad; más bien hace referencia a no ir a las prisas y descuidar de ti al olvida, asearte o arreglarte adecuadamente. Algunos señalan que descuidar tu imagen puede provocar una desconexión con tu delicada naturaleza.
2El lenguaje verbal
¿Qué vocabulario utilizas al hablar con tus amigos, con tus hijos o con tu esposo? Hablar de manera grosera y con actitudes despectivas, empobrece tu vocabulario y respeto.

3Descuidar tu vida espiritual
La feminidad florece en Dios, por lo que, es importante que te mantengas unida en oración a Dios y no descuidar tu tiempo con el Señor, pues él te fortalecerá en virtud y sanará cada herida.
La falta de vida interior puede llevar a una desconexión del alma y de la fuente de amor que nutre todas las vocaciones. La mujer espiritual es capaz de dar vida, consolar, acompañar, y eso parte de su conexión con lo trascendente. Así lo explicaba Edith Stein: “Cuanto más intensamente se entregue una mujer a Dios, más femenina será".
4No reunirte con otras mujeres
No pertenecer a un grupo de mujeres, ya sea de tu parroquia o bien, de algún grupo de profesionistas, madres o de oración, te aleja de compartir experiencias y formación junto a otras mujeres que están en el mismo camino que tú. Así podrás escuchar y aprender de sus experiencias y fortalecer tu feminidad.
5Reprimir o negar la sensibilidad emocional
Una mujer que bloquea su mundo emocional para adaptarse a entornos hostiles o excesivamente racionales puede endurecerse, perder la ternura o la empatía que forman parte de su riqueza. Sentir no es debilidad: es capacidad de resonar con la vida.
6Alejarte de María Santísima

No hay mejor ejemplo de la virgen María, por lo que alejarte de su devoción y dulzura puede provocar que pierdas de vista el verdadero modelo de feminidad. Al contrario, permite que te abrace y cubra con su manto santo y que así podamos imitarla en virtud femenina.
7Compararte con otras mujeres
Las redes sociales son el principal canal en donde la mujer puede caer a compararse o a envidiar a otras mujeres. No te dejes llevar por lo que ves en pantalla y recuerda que cada mujer es diferente, pero lo que une a todas las mujeres es el gran don que Dios ha inspirado en ellas. Sin duda, una dulce tarea.
8Alejarte de tu vocación
Muchas veces por influencia de la sociedad o miedos, suprimimos la verdadera vocación a la que Dios llama a todas las mujeres. Cerrarte a una vida espiritual, vida matrimonial, religiosa y a la vida termina por destruir tu feminidad, pues dice Edith Stein: “La vocación propia de la mujer es dar forma al ser humano”. Y esto se cumple respondiendo al llamado de Dios.


