Aunque ciertas partes de la jerarquía de la Iglesia católica han cambiado y se han adaptado a las exigencias modernas, en algunos aspectos sigue conservando un "sabor" medieval. Este es especialmente el caso de los cardenales, a los que con frecuencia se llama "príncipes de la Iglesia". ¿Por qué?
¿Qué es un cardenal?
En primer lugar, es importante saber qué es exactamente un cardenal y de dónde procede ese cargo. Según la Enciclopedia Católica:
"Por el término cardenal (cardinalis) se entendía originalmente todo sacerdote adscrito permanentemente a una iglesia… Se convirtió en la designación habitual de todo sacerdote perteneciente a una iglesia central o episcopal".
La raíz latina de la palabra es cardo, que significa "bisagra", y refleja su papel fundamental en la formación original de la Iglesia. Esta raíz resuena hoy en día en el hecho de que todo párroco debe estar incardinado en una diócesis, o adscrito oficialmente a ella.
Especialmente en Roma, los primeros "cardenales" eran sacerdotes asignados a regiones/iglesias específicas dentro de la ciudad. Este término se extendió también a los diáconos que asistían a estos sacerdotes en Roma. "Para el cuidado de los pobres, la ciudad estaba dividida en siete regiones, cada una de las cuales era administrada por un diácono".

Los ayudantes del Papa
Con el paso de los siglos, el Papa necesitó más ayuda para administrar la creciente Iglesia y nombró cardenales a algunos obispos regionales. Estos cardenales eran nombrados en lugares estratégicos y a menudo viajaban a Roma como representantes locales para ayudar al Papa a tomar decisiones importantes.
Con el tiempo, el papel del cardenal fue aumentando y, desde el siglo XII, casi todos los papas han sido elegidos entre los cardenales.
Esta tradición es una de las principales razones por las que los cardenales han sido etiquetados como "príncipes de la Iglesia". En la cultura medieval, un príncipe solía ser el siguiente en la línea de sucesión al rey. Si un rey moría, un príncipe ocupaba su lugar.
Técnicamente, los papas no tienen que ser elegidos entre los cardenales, pero esto no ha ocurrido desde el siglo XIV.


