Hace unos años, en octubre, su nombre surgió cuando había que predecir el ganador del Premio Nobel de la Paz. ¿Se convertiría el pontífice argentino en el primer Papa de la historia en ganar el galardón? Al final, el papa Francisco nunca lo recibió, sin duda por su condición de líder religioso. No obstante, el 266º sucesor de Pedro nunca dejó de abogar por la paz a través de declaraciones y gestos históricos. La guerra de Ucrania, que comenzó en la última parte de su pontificado, fue una de sus últimas batallas, junto con el conflicto de Tierra Santa.
A lo largo de su pontificado, el Papa Francisco, con la ayuda de los servicios diplomáticos vaticanos, contribuyó a resolver o apaciguar numerosas crisis. Un ejemplo es el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos en diciembre de 2014. En aquel momento, el presidente estadounidense, Barack Obama, agradeció calurosamente al pontífice "cuyo ejemplo moral nos muestra la importancia de buscar un mundo como debería ser, en lugar de conformarnos con el mundo como es".
Unos meses antes, había invitado a los cristianos a rezar y ayunar por la paz en Oriente Medio, en particular por Siria, país por el que la Santa Sede ha intentado incansablemente detener el ruido de las armas. Fiel a la tradición diplomática del Vaticano, había optado por dejar a su nuncio apostólico en Damasco, incluso en los peores momentos, cuando las demás embajadas cerraban.
En algunos casos, el obispo de Roma no ha dudado en entregarse, como aquel día de abril de 2019 en que se arrodilló para besar los pies del presidente sursudanés Salva Kiir, católico, y de su opositor Riek Machar, presbiteriano, para instarles a encontrar el camino de la paz.
El uso de armas nucleares es "inmoral"
Francisco también ha reiterado regularmente su condena al uso de armas nucleares. Durante su visita a Japón en noviembre de 2019, el Primado de Italia declaró que el uso de estas armas es "inmoral". En septiembre de 2020, desarrollando la posición de la Iglesia sobre el tema en un videomensaje enviado a la Asamblea General de la ONU, afirmó que era necesario desmontar "la lógica perversa que vincula la seguridad personal y nacional a la posesión de armas".
En Fratelli tutti, un verdadero alegato por la paz entre los hombres, su pensamiento era perfectamente claro: "El objetivo último de la eliminación total de las armas nucleares se convierte a la vez en un reto y en un imperativo moral y humanitario".
Respetar la dignidad de los emigrantes

El Papa Francisco también se ha hecho un nombre en sus esfuerzos por acoger a los migrantes. En julio de 2013, pocas semanas después de su elección, realizó su primer viaje fuera de Roma, a la pequeña isla de Lampedusa, en el sur de Italia, donde denunció la "globalización de la indiferencia". Desde entonces, el argentino no ha dejado de pedir al mundo que respete por fin la dignidad de estas personas desarraigadas. Diez años después de Lampedusa, el Papa Francisco viajó a Marsella para volver a alertar las conciencias de los europeos.
En septiembre de 2015, en plena crisis migratoria, pidió que "cada parroquia, cada comunidad religiosa, cada monasterio, cada santuario de Europa acoja a una familia" de refugiados. Sus dos viajes a la isla griega de Lesbos (2016 y 2021) fueron una oportunidad para denunciar las deplorables condiciones en las que Europa acoge a los migrantes.

Denunciar la esclavitud moderna
Otra de las batallas del Papa fue contra la esclavitud y la trata de personas. En 2014, en una reunión de líderes religiosos en el Vaticano, el Papa Francisco firmó una declaración en este sentido, afirmando que "la esclavitud moderna, en términos de trata de seres humanos, trabajo forzado, prostitución y tráfico de órganos (…) es un crimen contra la humanidad, y debe ser reconocido como tal (…) por todas las naciones". Una condena repetida en sus numerosas catequesis y Angelus.
En Fratelli tutti, se confiesa "asombrado" de que la Iglesia haya tardado "tanto tiempo en condenar con firmeza la esclavitud y las diversas formas de violencia".
La pena de muerte ya no es aceptable
Ver la pena de muerte universalmente abolida era también un profundo deseo del sucesor de Pedro y de su administración. Aunque el Catecismo de la Iglesia católica seguía reconociendo que la pena capital no estaba excluida de la certeza si era "el único medio practicable para proteger" a los inocentes del criminal, en 2018 Francisco pidió que se cambiara este aspecto de la Doctrina de la Iglesia. A su juicio, debe seguir siendo "inadmisible porque hiere la inviolabilidad y la dignidad de la persona".
El pontífice argentino también señaló que, en el siglo XXI, todos los países del mundo son capaces de encontrar otras formas eficaces de poner fuera de combate a un criminal.
El Papa y la paz a través de la religión
Es imposible no asociar al Papa Francisco con sus esfuerzos por promover la paz entre las religiones. Su encuentro en Abu Dabi en 2019 con el Gran Imán de Al-Azharn Ahmad Al-Tayeb seguirá siendo uno de los gestos más significativos de su pontificado.
Los dos líderes religiosos firmaron una declaración histórica sobre la fraternidad humana para la paz mundial y la convivencia común. Un gesto poderoso en una década marcada por el terrorismo islámico. Una forma de expresar su profunda convicción de que la violencia no tiene fundamento en la religión.
Dos años después, en marzo de 2021, se reunió en Irak con el ayatolá Al-Sistani, una de las más altas autoridades chiíes del mundo musulmán. Los dos hombres hablarán de "la importancia de la colaboración y la amistad".

En muchos sentidos, este viaje a Irak -el primero de un Papa- habrá sido una oportunidad para Francisco de demostrar al mundo, en plena pandemia del Covid-19, la pertinencia de una "cultura del encuentro", auténtico antídoto contra la indiferencia y la guerra. Tras su encuentro con el Ayatolá y una reunión interreligiosa en Ur, la tierra de Abraham, el Papa Francisco visitó las ruinas de Mosul, la antigua capital del Estado Islámico en Irak.
Allí dirigió una emotiva oración por las víctimas de la guerra y pronunció estas poderosas palabras:
"Si Dios es el Dios de la vida -y lo es-, no se nos permite matar a nuestros hermanos en su nombre. Si Dios es el Dios de la paz, y lo es, no podemos hacer la guerra en su nombre. Si Dios es el Dios del amor -y lo es-, no nos está permitido odiar a nuestros hermanos y hermanas".
La guerra de Ucrania y Tierra Santa, su última batalla
Al día siguiente de la invasión de Ucrania por las tropas rusas, el Papa acudió en persona a la embajada rusa ante la Santa Sede para expresar su profunda preocupación. Este gesto sin precedentes fue el primero de una larga serie de llamamientos en favor de la paz. En sus homilías, discursos y Ángelus, Francisco había pedido repetidamente un alto el fuego inmediato. Aunque en un principio se cuidó de no señalar a Moscú, el Pontífice incluso se ofreció a viajar a Rusia para discutir con el Presidente Putin una salida a la crisis. Pero fue en vano.
Ante la obstinación rusa, el Papa y su cuerpo diplomático endurecieron poco a poco sus condenas y aceptaron volver a hablar de una "guerra justa" librada por un pueblo ucraniano autorizado a defenderse. Al mismo tiempo, envió al cardenal Zuppi, arzobispo de Bolonia, en misión diplomática humanitaria a Rusia, Ucrania, China y Estados Unidos.
El regreso de la guerra a Europa del Este afectó profundamente al Papa Francisco. El 8 de diciembre de 2022, rompió a llorar durante una oración ante la Virgen María en la Plaza de España de Roma.
En cuanto a la cuestión siempre candente del conflicto palestino-israelí, una de las primeras iniciativas históricas del Papa Francisco fue la organización de una oración interreligiosa que reunió a los presidentes israelí y palestino en los jardines del Vaticano el 8 de junio de 2014. Un poderoso paso simbólico, pero que fue barrido por el repentino retorno de las armas en otoño de 2023, con la mortífera incursión de Hamás en territorio israelí y las represalias del ejército israelí en Gaza.
Repitiendo sus llamamientos a la paz y al alto el fuego, el Papa Francisco acabó recibiendo a su vez a las familias de los rehenes israelíes y a los familiares de los palestinos que sufren el conflicto en Gaza. La secuencia, peligrosa desde el punto de vista diplomático, suscitó la ira de los israelíes, que consideraban que el Papa no podía equiparar las acciones de Hamás y la respuesta del ejército israelí.
Como en el caso de Ucrania, el regreso de la guerra a Tierra Santa ha demostrado en cierto modo la impotencia de la diplomacia de la Santa Sede en estas grandes crisis internacionales.


