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¿Quieres ser feliz? Aquí el consejo de una psiquiatra

Cuaresma
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Bogna Białecka - publicado el 27/04/25
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El hombre debe aprender a negarse a sí mismo el placer para recuperar la verdadera alegría, afirma la Dra. Anna Lembke, psiquiatra de Stanford. En su libro, muestra cómo el hombre moderno se ha convertido en esclavo del placer, y el antídoto para esta condición es...

En su libro Dopamine Slaves (Esclavos de la dopamina) y en su recién publicado cuaderno de ejercicios, la Dra. Anna Lembke expone una tesis audaz para ser feliz: el mundo en que vivimos se ha llenado tanto de estímulos placenteros que hemos perdido nuestra libertad. El acceso a los placeres inmediatos (redes sociales, comida basura, pornografía, compras, juegos de ordenador) hace que nuestro cerebro se inunde constantemente de dopamina.

Y esto provoca un efecto paradójico: cuanto más placer nos damos, menos somos capaces de sentirlo. Nos volvemos adictos a más estímulos, al tiempo que nos volvemos cada vez más apáticos e infelices. ¿Cómo se puede remediar esto? La respuesta de la Dra. Lembke es sencilla: abstinencia temporal, una forma moderna de ascetismo.

¿Ascetismo u hormesis? Una diferencia importante

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A veces se confunde el ascetismo con la hormesis, pero se trata de dos conceptos diferentes. La hormesis se basa en el hecho de que pequeñas dosis de factores estresantes (duchas frías, ayuno intermitente, ejercicio intenso) fortalecen el organismo y mejoran la capacidad de adaptación. En cambio, el ascetismo no se centra en fortalecer el cuerpo, sino en renunciar al placer para recuperar el equilibrio mental y espiritual.

La Dra. Lembke no sostiene que los placeres sean malos, sino que un exceso de ellos conduce a un debilitamiento del sistema de recompensa del cerebro. La dopamina deja de liberarse en respuesta a las pequeñas alegrías, y buscamos estímulos cada vez más fuertes. ¿Su consejo? El ayuno dopaminérgico en forma de prácticas ascéticas (así como elementos de hormesis).

¿Cómo practicar el ascetismo moderno?

1Identifica tus puntos débiles

Es decir, los placeres que te atraen: quizá el uso excesivo de las redes sociales, los juegos, los dulces, las series de televisión, el desplazamiento por Internet, la búsqueda de «gangas» en las compras, los juegos de azar, el patinaje prolongado….

Renuncia a estos placeres durante cuatro semanas -preferiblemente a todos ellos, ¿Por qué cuatro semanas? Porque, según las investigaciones, ése es el tiempo que se tarda en resetear el sistema de recompensas, en restablecer su equilibrio natural. Por supuesto, para muchas de ellas merece la pena renunciar para siempre (el juego y la pornografía, por ejemplo), pero para las menos perjudiciales, cuatro semanas de ascetismo.

2Observa tus reacciones

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Las dos primeras semanas pueden ser difíciles, habrá ansiedad, aburrimiento, frustración e incluso el típico síndrome de abstinencia como durante la desintoxicación del alcohol. Observar y registrar lo que nos ocurre ayuda a resistir la tentación de abandonar y volver al estilo de vida esclavo.

3Implementar ayunos

Los psiquiatras también sugieren introducir elementos de hormesis, es decir, pequeñas dosis de automortificación (como baños de hielo, ayuno) para poder restablecer un equilibrio saludable de forma más suave. Paradójicamente, pequeñas dosis de sensaciones desagradables aceleran el retorno de la capacidad de sentir alegrías sanas y experimentamos síntomas de abstinencia durante menos tiempo.

4Redescubrir las alegrías de la vida

Durante un ayuno de abstinencia de dopamina, puede descubrir que las pequeñas cosas (como caminar, hablar, rezar) empiezan a proporcionarle alegría de nuevo e incluso le dan más satisfacción que los estímulos fuertes.

La renuncia cristiana

Aunque Lembke escribe desde la perspectiva de la neurociencia, sus conclusiones están en consonancia con la doctrina de la Iglesia. La tradición católica del ayuno y la renuncia no tiene por objeto la mortificación para el sufrimiento, sino la renovación espiritual. Curiosamente, Anna Lembke también menciona este aspecto: la renovación espiritual como resultado de las prácticas ascéticas.

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