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¿Por qué las canonizaciones se suspenden si no hay Papa?

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Philip Kosloski - publicado el 27/04/25
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Tanto las canonizaciones como las beatificaciones emanan de la autoridad del Papa, aunque sus celebraciones litúrgicas ayudan a diferenciarlas entre sí.

Después de la muerte del Papa Francisco, se suspendieron las próximas canonizaciones y beatificaciones, con la nota de que estos eventos se reprogramarían cuando se eligiera un nuevo Papa.

¿A qué se debe?

Actualmente solo las canonizaciones necesitan la presencia del papa, mientras que las beatificaciones se celebran a menudo a nivel local sin la presencia física del papa.

Las canonizaciones y la Iglesia universal

Una de las principales razones por las que el Papa preside una canonización es su carácter universal. Cuando un hombre o una mujer es declarado "santo", el papa lo hace para "toda la Iglesia".

Sólo el Papa puede hacer una proclamación de tal alcance.

En cierto sentido, vincula a todos los católicos a la creencia de que esa persona es santa.

La Enciclopedia Católica explica que "la canonización, en términos generales, es un decreto relativo a la veneración eclesiástica pública de una persona. Tal veneración… es universal en el sentido de que vincula a toda la Iglesia".

Muchos teólogos sostienen también que las canonizaciones son un acto de infalibilidad papal. Esto significa que el Espíritu Santo protege al Papa del error cuando proclama santo a un individuo.

Las beatificaciones y la Iglesia local

En cambio, las beatificaciones no tienen la misma autoridad, pero siguen necesitando el permiso del Papa.

La Enciclopedia Católica señala que:

"la beatificación es un permiso para venerar, concedido por los Romanos Pontífices con restricción a ciertos lugares y a determinados ejercicios litúrgicos. Así, es ilícito tributar a la persona llamada Beato (es decir, el Beatus, el Beatificado), reverencia pública fuera del lugar para el que se concede el permiso, o recitar un oficio en su honor, o celebrar misa con oraciones referidas a él, a menos que se tenga un indulto especial."

Se refiere a la veneración pública, oficial; los fieles pueden tener individualmente devoción a un determinado Beato, incluso más allá de su lugar de nacimiento.

Un ejemplo de ello es cómo San Juan Pablo II solo fue venerado inicialmente en Polonia e Italia en el momento de su beatificación, pero poco después se concedió permiso a los obispos de Estados Unidos para que permitieran celebrar misa el día de su fiesta.

Esta es también la razón por la que las beatificaciones se celebran normalmente a nivel local y no requieren la presencia del Papa. No es un decreto "universal" y solo está reservado a la piedad local.

Beatos nunca canonizados

Las beatificaciones no son infalibles, y ha habido algunas personas que nunca fueron canonizadas, debido a que se conocieron nuevos datos que las descalificaban.

Benedicto XVI introdujo cambios en los procesos de beatificación, haciendo especial hincapié en su carácter local.

Dondequiera que tengan lugar las beatificaciones, en Roma o en cualquier otro lugar, es necesario mostrar claramente que toda beatificación es un acto del Romano Pontífice, que permite así ("facultatem facimus" en la fórmula actual de beatificación) el culto local de un Siervo de Dios, haciendo pública su decisión en una Carta Apostólica.

Lea aquí los cambios de Benedicto XVI.

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