El papado en la era moderna se asocia típicamente con un hombre canoso de sabiduría y experiencia. Por término medio, el papa así ha sido en los últimos 200 años.
Según I.Media, en los últimos siglos, la mayoría de los papas tenían más de 60 años cuando fueron elegidos:
Desde 1800, la edad media de un Papa en el momento de su elección ha sido de casi 66 años.
Los tres papas de mayor edad que salieron de la Capilla Sixtina tras las votaciones fueron Benedicto XVI (78), Francisco (76) y Juan XXIII (76).
Pío IX, elegido en 1846, fue el más joven (54). Juan Pablo II tenía 58 años cuando se convirtió en Papa.
Sin embargo, no siempre fue así, ya que en la historia de la Iglesia católica hay algunos papas muy jóvenes.
El Papa de 20 años
La Enciclopedia Católica explica que "sobrino de sus dos predecesores inmediatos, Benedicto IX era un hombre de carácter muy diferente a cualquiera de ellos… Considerándolo como una especie de herencia, su padre Alberico lo colocó en [el Trono de Pedro] cuando sólo era un joven… de unos veinte años (octubre de 1032).
No gozó de buena reputación y se sabe poco de sus actos pontificios oficiales.
Su papado estuvo marcado por controversias políticas y mucha confusión. La Enciclopedia Católica ofrece la siguiente narración de lo sucedido:
Aprovechando la vida disoluta que llevaba, una de las facciones de la ciudad lo expulsó de ella (1044) en medio del mayor desorden, y eligió un antipapa (Silvestre III) en la persona de Juan, obispo de Sabina (1045 -Ann. Romani, init. Victor, Dialogi, III, init.).
Benedicto, sin embargo, logró expulsar a Silvestre el mismo año; pero, como algunos dicen, para que pudiera casarse, renunció a su cargo en manos del arcipreste Juan Gracián por una gran suma. Juan fue elegido Papa y se convirtió en Gregorio VI (mayo de 1045). Arrepentido de su trato, Benedicto intentó deponer a Gregorio. Esto dio lugar a la intervención del rey Enrique III. Benedicto, Silvestre y Gregorio fueron depuestos en el Concilio de Sutri (1046) y un obispo alemán (Suidger) se convirtió en el Papa Clemente II.
Según el sitio web del Vaticano, reinó un total de tres veces distintas.
Infalibilidad papal
Benedicto IX no fue un ejemplo de Papa santo y virtuoso que dirigiera la Iglesia con claridad moral.
Aunque se le podría catalogar como uno de los "papas malos", no enseñó oficialmente ningún error teológico, preservando así las enseñanzas magisteriales de la Iglesia católica.
Pudo haber sido nombrado para el papado por razones equivocadas, pero el Espíritu Santo preservó la Iglesia e impidió que se produjera ningún daño a sus enseñanzas centrales.
Este es uno de los misterios de la infalibilidad papal: un mal Papa no puede cambiar las enseñanzas de la Iglesia.

