Como cristianos, sabemos que la salvación es lo más importante, y es independiente de la salud (a menos que nos refiramos a la salud del alma). Pero ¿hasta qué punto nuestra felicidad temporal depende de la salud? ¿Cómo podemos cuidarla de forma óptima?
El Dr. Andrew Huberman, científico especializado en el cerebro, cree que sí. Y no se trata de suplementos mágicos ni entrenamientos extremos, sino de hábitos diarios que tienen un impacto real en la salud física y mental.
1El sueño, base de la salud

Es el sueño lo que ocupa el primer lugar. Huberman lo dice sin rodeos: sin un sueño de calidad durante unos días, una persona "se desmorona": la memoria no funciona, el humor decae, es más difícil concentrarse y el cuerpo se cansa más rápidamente. Dormir no es un lujo, es una necesidad. Y una buena noche de sueño es la que se repite con cierta regularidad y dura un número suficiente de horas. Sin esto, es difícil hablar de salud mental o física.
Una de las cosas que más perturban el sueño es mirar fijamente una pantalla -teléfono inteligente, televisión, etc.- después de haber dormido. Por eso es mejor apagar todos los dispositivos electrónicos dos horas antes de acostarse. Y si por alguna razón no puedes, al menos media hora antes de acostarte.
2Una dieta correcta
No se trata solo de lo que comemos, sino también de dónde proceden nuestros nutrientes. Seas carnívoro, vegetariano u omnívoro, tu alimentación debe estar lo menos procesada posible. Eso significa: menos productos semielaborados, más comidas preparadas por uno mismo.
Lo ideal sería incluir muchos encurtidos y alimentos sin conservantes. Tampoco hay que olvidar los micronutrientes, es decir, las vitaminas y minerales que favorecen el sistema endocrino, el sistema inmunitario y el cerebro, ya sea en forma de suplementos o a partir de fuentes naturales.
3Movimiento: no sólo para deportistas
Cada vez hay más estudios que demuestran que la base de la salud es una dosis diaria de ejercicio. No tiene por qué ser inmediatamente el gimnasio, el crossfit o una maratón. Pero todos los días nuestro cuerpo debería estar en movimiento: caminar, bailar, correr con el perro, incluso hacer sentadillas o saltar a la comba.
4Luz - no sólo sol, sino también oscuridad
La exposición diaria a la luz del día -preferiblemente por la mañana y durante el día- regula nuestro reloj biológico, tiene un efecto positivo sobre el sueño, la producción de hormonas y el estado de ánimo. En cambio, un exceso de luz artificial por la noche (por ejemplo, la de un smartphone, un portátil, un televisor o un tubo fluorescente) altera este ritmo.
Además, entre 15 y 45 minutos de exposición a la luz solar (según el tiempo que haga) estimulan la producción de vitamina D, esencial para el sistema inmunitario. Por eso merece la pena cuidarse.
5Las relaciones con la gente, por la salud

Huberman subraya que nuestras relaciones con otras personas son tan importantes como el sueño o el movimiento. Y no se trata de salir de fiesta o hablar durante horas todos los días, sino de cultivar los vínculos con la familia, los amigos, los compañeros, etc. La soledad, la falta de apoyo, la falta de sentido pueden devastar la psique tanto como la falta de sueño.
6Espiritualidad y sentido de la vida
En una entrevista con el Dr. Paul Conti, Andrew Huberman habla del sentido de la vida como pilar de la salud mental. No se trata solo de religiosidad, sino también de sentido, de propósito. Por eso anima a rezar a diario o (en el caso de los no creyentes) a meditar y reflexionar regularmente sobre lo que es realmente importante para nosotros.
7Salud bucodental: sorprendentemente importante para todo el cuerpo
Poca gente sabe que el estado de los dientes y las encías afecta no solo a la sonrisa, sino también… en el funcionamiento del cerebro y de todo el cuerpo. En la boca viven miles de millones de bacterias. Si dejamos que se propaguen (por ejemplo, a través de una inflamación no tratada), pueden llegar al corazón, al cerebro y causar inflamación en todo el cuerpo.

