Dos días después de la muerte del Papa Francisco, sus restos fueron trasladados solemnemente a la Basílica de San Pedro el miércoles 23 de abril de 2025. La liturgia del traslado, que duró poco más de una hora, se desarrolló en un ambiente solemne, según un rito tradicional inmutable, pero también en un ambiente de gran emoción para la multitud de 20 mil personas que acudieron a rodear al difunto Pontífice durante este traslado. El féretro del 266º Papa estará expuesto en la Basílica Vaticana para que los fieles lo puedan venerar durante tres días.
El rito del traslado comenzó alrededor del féretro abierto, en la capilla de la residencia Santa Marta -donde vivió el pontífice argentino en el Vaticano-. Después de una breve oración presidida por el cardenal camarlengo Kevin Farrell -administrador del Vaticano durante la vacante de la Sede Apostólica- comenzó una procesión de unos cuarenta minutos, mientras la plaza de San Pedro se llenaba de fieles, siguiendo las imágenes transmitidas en directo en pantallas gigantes.
Llevado por los "sediari papales" y acompañado por cardenales, alabarderos de la Guardia Suiza, confesores de la Basílica Vaticana vestidos con estola roja y portando una vela encendida, el féretro salió de la residencia Santa Marta, transportado con paso lento al son de la campana y de los salmos. El cortejo fúnebre pasó por la Plaza de San Pedro, pasando bajo el Arco de las Campanas –una de las entradas al Vaticano- y por una avenida en medio de la multitud, que, visiblemente conmovida, dio el último aplauso al paso del ataúd de madera revestido de rojo.
La procesión subió luego por la plaza gris, despojada de toda decoración, y el féretro abierto pasó por la puerta central de la basílica a las 9:32 horas, entrada que desencadenó nuevamente una ronda de aplausos, en un clima de gran silencio y contemplación. Al son de una larga letanía de santos, los restos del pontífice argentino fueron llevados a la nave central y colocados frente al altar de la Confesión.
Al pie del monumental Baldaquino de Bernini tuvo lugar una liturgia durante la cual el cuerpo del Papa Francisco fue rociado con agua bendita e incensado por el cardenal Farrell. En primera fila, con rostros serios, estaban los miembros de la "familia pontificia", entre ellos los secretarios del Papa y su enfermero personal, Massimiliano Strappetti, que lo acompañaron diariamente durante estos últimos meses. Detrás de ellos, los birretes rojos de los cardenales y las capas pluviales púrpuras de los capellanes de San Pedro coloreaban las filas de la basílica.

En la asamblea, don Stefano Cascio, párroco de la parroquia San Buenaventura de Roma, declaró a I.MEDIA que había vivido un momento "muy impresionante", describiendo las lágrimas que se vieron en los ojos de los presentes "cuya mirada encontramos al pasar".
Las puertas de la Basílica de San Pedro se abrirán al público a las 11.00 horas y los fieles que lo deseen podrán rendir homenaje a los restos de quien fue cabeza de la Iglesia católica desde el 13 de marzo de 2013 hasta el 21 de abril de 2025.


