El ayuno y la penitencia es más que una costumbre que debe cumplirse solo porque la Iglesia lo pide. Es verdad que implica un sacrificio, pero no se reduce a eso. Es recibir, con gozo, todo lo que su providencia nos da, sea la abundancia o la carencia; la bonanza o la guerra; el frio o el calor; la salud o la enfermedad. Es, en resumen, todo aquello que me humaniza y me lleva a tener una actitud de acogida y misericordia con el hermano.
"El ayuno es una negación que nos afirma en el amor".
Las Carmelitas de Santa Teresa nos invitan a verlo como una respuesta a la experiencia de sabernos amados por Dios, simplemente por ser quienes somos. Cuando te descubres amado por alguien, naturalmente brota de lo más profundo un deseo de hacer locuras por él, de darse por entero a aquel que te ama.
Para la Carmelitas el ayuno y la penitencia es una de las tantas maneras que tenemos de decirle a Dios: Yo también te amo. Descubre más con esta hermosa reflexión de la hermana Margarita del Espíritu Santo.


