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Cómo vivir el resto de la Cuaresma aun alejado de la Iglesia

Cuaresma - lent
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Mónica Muñoz - publicado el 04/04/25
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Dios nos llama todo el tiempo a volver y la Cuaresma es un tiempo propicio para regresar a la Iglesia, la casa del Padre que se alegrará de ver al hijo perdido

Muchas personas viven alejadas de la Iglesia por motivos diferentes: trabajo, compromisos, resentimientos, indiferencia... Pero puede ocurrir que en su interior sientan que Dios los llama a volver, precisamente en estos días en que estamos por concluir la Cuaresma, que ha sido un tiempo litúrgico de oración, penitencia y ayuno.

Volver a casa

Este sentimiento puede generar confusión. ¿Cómo regresar sin sentir vergüenza? Basta con recordar la parábola del hijo pródigo, llamada también la del Padre misericordioso, para decidirse a volver sin remordimientos inútiles:

"El joven le dijo: 'Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo'. Pero el padre dijo a sus servidores: 'Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado'. Y comenzó la fiesta".

Dios nos ama infinitamente

Si lográramos entender cómo nos ama Dios, no dudaríamos un instante en regresar a sus brazos. Su amor es infinito y perdona sin límites. Es la soberbia del ser humano la que le impide ver la realidad.

Por eso, si sientes que es el momento de reencontrarte con tu Padre celestial, puedes seguir estas sencillas recomendaciones:

1Ve a Misa

Qué mejor comienzo que asistir a la Eucaristía. Escuchar la Palabra de Dios, unirte a la asamblea, ver a los hermanos en la fe es un gran paso para reintegrarte a la familia. Quizá alguno se sorprenda al verte, pero le dará gusto que te hayas decidido.

2Visita al Señor Sacramentado

Es un momento de oración personal, sentarte frente al Santísimo y decirle "Hola, Señor, aquí estoy de nuevo", te colmará de bendiciones y de alegría. Saludar a Jesús en el sagrario, aunque sea unos pocos minutos, siempre será de mucho provecho espiritual.

3Medita el Vía Crucis

Adentrarnos en el misterio de la Pasión y Muerte de nuestro Señor Jesucristo ablanda cualquier dureza del corazón. No tienes que invertir muchas horas, puedes hacerlo, incluso, mientras viajas en el transporte público, en el trayecto a tu casa si vas en auto o incluso caminando.

La tecnología nos permite acceder a plataformas donde un audio puede ser tu mejor aliado.

4Acude a las celebraciones de Semana Santa

Haz el propósito de convertir tu Semana Santa en una oportunidad para reflexionar sobre la Pasión de nuestro Señor Jesucristo. Infórmate sobre los horarios de las celebraciones en tu parroquia y, si puedes hacerlo, acude con devoción.

Ganarás muchas indulgencias y estarás preparado para vivir la gran fiesta de la Pascua.

5Examina tu conciencia

Es un momento propicio para confesarte. Si tienes muchos años sin hacerlo, busca una buena guía de preguntas para que no dejes pasar nada. Es importante decir al sacerdote el tiempo aproximado desde tu última confesión. Y escribe tus pecados. Al final, puedes quemar el papel, simbolizando que lo que te alejaba de Dios ya no existe más.

6Da gracias a Dios en todo momento

Sigamos el consejo de san Pablo:

"Estén siempre alegres. Oren sin cesar. Den gracias a Dios en toda ocasión: esto es lo que Dios quiere de todos ustedes, en Cristo Jesús" (1 Tes 5, 16-18)

Al levantarnos, antes de comer, al salir, cuando comenzamos a trabajar, al volver a casa, si vamos a acostarnos, digamos: ¡Gracias, Señor!, te amo.

7Participa de la Pascua con alegría

No hay celebración mayor que la fiesta de la Pascua de Resurrección. Por eso san Pablo afirma convencido:

"Les he trasmitido en primer lugar, lo que yo mismo recibí: Cristo murió por nuestros pecados, conforme a la Escritura. Fue sepultado y resucitó al tercer día, de acuerdo con la Escritura [...]. Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos [...] En efecto, así como todos mueren en Adán, así también todos revivirán en Cristo" (1 Cor 15, 3-4; 20; 22).

Ese es el misterio de nuestra salvación, creer que Jesús ha resucitado y que algún día, si nos hemos esforzado lo suficiente, viviremos con Él en el cielo.

Haz caso a tu corazón y vuelve. Todavía estás a tiempo.

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