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"Media Córcega estará allí, o casi", dice emocionado -y un poco optimista- Marc-André, un joven bastetano que estudia en Italia, en el barco que le lleva a casa. "Hablamos de 50 mil a 60 mil personas en Ajaccio", modera Roger Antech, antiguo redactor jefe de Corse Matin reconvertido en responsable de comunicación del evento.
A su alrededor, la gente trabaja a toda máquina desde hace varias semanas para preparar "este momento histórico". Responsables de la diócesis y de la Collectivité territoriale de Corse aseguran que, salvo algunos detalles, todo está listo para acoger al Papa Francisco, desde el punto de vista de la seguridad -de la que se encargará el Estado- hasta el logístico y litúrgico.
El coro que participará en la Misa papal se reunió en Corte, en el centro de Córcega, para un ensayo único. Entre los cantantes se encontraban habituales de los coros parroquiales de toda la isla, así como algunas voces famosas como Jean-Paul Poletti, uno de los pioneros en el redescubrimiento de la polifonía tradicional corsa.
Los preparativos se extienden más allá de las fronteras de la isla: seminaristas de Aix-en-Provence, siete de los cuales se incardinarán en Córcega, servirán la Misa del Papa. Para uno de ellos, Maxime, será un "momento extraordinario de fe" para la isla… También será un momento extraordinario de fe para él, cuya madre es de Buenos Aires, "en la parroquia justo al lado de la que estuvo el Papa".
"Hay que ser sordo y ciego para no saber que viene el Papa", bromea Joseph, un joven de la región de Bastia que acaba de regresar de Italia para la ocasión. Es imposible escapar a los carteles azules y amarillos que anuncian la llegada de "Papa Francescu" por todas partes, cubriendo las puertas de iglesias y presbiterios, así como de ayuntamientos y comercios.
En Ajaccio, casi todas las habitaciones de hotel disponibles se han reservado en pocas horas, y los alquileres de habitaciones privadas, muy escasos, alcanzan precios inauditos en diciembre: a menudo superan los 200 euros la noche. Dada la dificultad de alojar a todo el mundo, muchos habitantes de Ajaccio hospedarán a sus amigos durante la noche.
Un crucero papal
Corsica Ferries, una de las compañías navieras que operan el servicio lanzadera entre Córcega y el continente, ha organizado un crucero especial entre Bastia y Ajaccio a precio reducido. El objetivo es que más de mil personas puedan alojarse en uno de sus enormes barcos la noche anterior a la llegada de Francisco.
La naviera registró un pequeño auge en este periodo habitualmente tranquilo, al igual que las compañías aéreas. Air Corsica, por ejemplo, ha añadido 7 mil plazas para que pueda venir gente del continente, con precios atractivos. Además de la espinosa cuestión del alojamiento y el transporte, todo el mundo se esfuerza por financiar los casi 2 millones de euros que costará el viaje, con aportaciones de municipios de toda la isla, así como de particulares.
La oleada de solidaridad es significativa e imaginativa: en un supermercado al sur de Bastia, hasta los envases de las famosas clementinas (IGP) llevan estampados los colores del Papa Francisco. Se trata de un "gesto" de los agricultores de la región, que han renunciado a una parte de su cosecha, cuya venta contribuirá a financiar la visita del Papa.
En la caja, se ofrece a los consumidores la posibilidad de redondear la factura "por el Papa". Esta decisión fue tomada por el propietario de la franquicia, quien, animado por su madre, una piadosa feligresa de Ajaccio, dio ejemplo firmando un cheque de varias decenas de miles de euros.
"Habrá decepción"
Las entradas para la Misa son las más raras de todas, ya que no todo el mundo podrá asistir. El Casone, donde tendrán lugar las celebraciones, tiene un aforo inferior a 7 mil personas, y la Piazza Miot, el lugar secundario que el Papa visitará en su papamóvil y donde se retransmitirá la Misa en directo, tiene una capacidad de casi 9 mil 500 personas.
"Habrá gente decepcionada", admite una persona cercana al cardenal Bustillo, "pero estamos haciendo todo lo posible para que todo el mundo pueda, al menos, verle". En algunas ciudades, como Sartène, el ayuntamiento ha instalado una pantalla gigante en la plaza mayor para que la gente pueda seguir el acto.
"Va a ser un día histórico para nuestra isla, en el que todo el mundo dejará de lado sus rencores para unirse en torno al Papa", insiste Christian Andreani, cofrade y antiguo miembro del grupo Canta U Populu Corsu, que participará en la animación musical. Al igual que Iviu Pasquali, también músico y orgulloso presidente de la Asociación de la Guardia Corsa Papal, se apresura a recordar que Córcega estuvo antaño bajo la protección de los Papas. "Aquí está en su casa", asegura.