El Adviento es un tiempo de conversión en el que los cristianos están llamados a volverse hacia el Niño Jesús, que viene a salvar el mundo, pero también hacia el prójimo. Por ello, este periodo suele ser sinónimo de convivencia y de compartir. Es tiempo de solidaridad y de preocuparse por los demás acercándose la Navidad.
Ya sea hacia los seres queridos o hacia los desconocidos, hay muchas maneras de repartir bondad y generosidad al final del año. He aquí una lista no exhaustiva de pequeños gestos que sin duda harán mucho bien a quienes nos rodean:
1Cajas solidarias
Las cajas solidarias son una iniciativa cada vez más popular en vísperas de Navidad. La idea es sencilla: llenar una caja con pequeños productos útiles o dulces (calcetines, galletas, jabón, chocolate, etc.) y distribuirla entre los necesitados a través de una organización benéfica o una fundación. En los últimos años, Axelle ha adquirido la costumbre de hacer con sus hijos estas cajas solidarias.
"Para los niños, el mensaje es sencillo: en Navidad, recibimos, pero también damos. Ofrecemos amor a nuestras familias, alegría a los que nos rodean, y podemos ir aún más lejos ofreciendo un poco de felicidad a los que más lo necesitan, a los que no tendrán regalos en Navidad", explica a Aleteia esta madre de cuatro hijos.
2Cartas bonitas para los mayores
Cuando Martha fue a recoger a su tía Mónica al asilo para que pasara las Navidades con su familia, se dio cuenta de que muchos ancianos se quedan solos durante las fiestas. Al año siguiente, esta madre volvió con dibujos hechos por sus hijas para los amigos de su tía.
"¡Tendrías que haber visto lo contentas que estaban!" Por su parte, Christina propone a sus hijos que cada año escriban una carta a una persona mayor de la parroquia para desearle Feliz Navidad. "Tenemos una señora de 90 años que ya casi no viene a la iglesia por motivos de salud. Quería hacerle saber que no la hemos olvidado", dice Christine.
3Repartiendo pequeños regalos a sus vecinos
Todos los años, Anna prepara pequeños paquetes de chocolate para sus vecinos, que luego reparte con sus tres hijos. La alegría se nota no solo en las caras de los vecinos, sino también en las de sus hijos, felices de participar en una buena acción.
"Cuando era niña, me impresionaban las películas de Navidad en las que veíamos villancicos cantando de casa en casa. Yo no canto muy bien, pero pensé que la idea de ir a felicitar a mis vecinos sería una gran iniciativa, sobre todo porque no tenemos muchas oportunidades al año de charlar juntos", explica; y añade que el regalo no tiene por qué ser caro, lo importante es la intención. El objetivo es demostrar a la otra persona que su presencia cuenta.
4Voluntariado en Navidad
El día de Navidad, muchos voluntarios se movilizan para salir al encuentro de personas sin hogar o solas, para ofrecerles un poco de consuelo. Participar en una cena solidaria es una forma práctica de compartir la magia de la Navidad con quienes, por desgracia, no pueden disfrutarla.
Nicolas, un joven estudiante, va a participar este año en su primer cena navideña. Para él es una forma de ofrecer un poco de dignidad y calor humano a los necesitados. "Creo que mi familia lo entenderá y podrá esperar a que termine mi ronda el 24 de diciembre para empezar nuestra cena familiar", sonríe.
5Invitar a Navidad a alguien que está solo
Aunque para la mayoría de la gente celebrar el nacimiento de Jesús es sinónimo de alegría, fiestas y reuniones familiares, no es necesariamente así para todos. Algunos siguen estando excluidos. Sin embargo, depende de cada uno de nosotros revivir la hermosa tradición del "lugar del pobre", para remediar la soledad de algunos.
Una tía lejana a la que nadie invita, un vecino solitario, una amiga que no puede reunirse con su familia en Navidad, o simplemente alguien con quien te cruzas cada domingo en Misa.