Sor Juana Inés de la Cruz, religiosa del siglo XVII, nos enseña la unión que puede haber entre talento, piedad e intelecto, encaminados hacia un mismo fin
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Sor Juana Inés de la Cruz fue religiosa de la congregación monástica de san Jerónimo, reconocida por sus escritos poéticos. Aunque no conocemos su obra completa -pues solo se pudieron recuperar algunos textos- lo que sí conocemos nos permite ver su amor por la fe, inteligencia y búsqueda de las virtudes.
A pesar de ello, con el paso del tiempo, se han tergiversado su vida y obras, queriendo separarla de la fe católica al señalar que sor Juana ingresó al convento únicamente por rebeldía y por nacer en un país de predominante fe católica.
Sin embargo, estudios señalan que su confesor, el padre Núñez, y su biógrafo, el sacerdote jesuita Diego Calleja, dieron fe del testimonio católico de esta monja, ya que ella misma en su protesta de fe resalta:
"Afirmo que creo en Dios Todopoderoso, tres personas distintas y un solo Dios verdadero. Creo que el Verbo se encarnó y se hizo hombre para redimirnos, con todo lo demás que cree y profesa la Santa Madre Iglesia Católica Romana, de la cual soy hija obediente, y como tal deseo y declaro vivir y morir en esta fe y creencia".
Las increíbles palabras de sor Juana Inés de la Cruz resuenan por completo en el corazón, pues reflejan que siempre se supo amada por Dios y se mostró agradecida por su fe y los talentos que el Señor mismo le confió.
No podemos negar que fue una mujer valiente y fiel. Consciente de sus talentos, quiso prepararse y escribir, inspirada por Dios. Así, se convirtió en una de las mejores en su época, siglo de Oro, y escribió sobre varios temas, entre ellos algunos poemas dedicados a la Virgen María.
Virtudes de una poeta de oro
El sacerdote jesuita Diego Calleja, quien redactó la biografía de la santa, destacó en esta mujer cinco virtudes claves, de las cuales podemos aprender a unir intelecto y piedad, así como lo hizo ella.
1humildad
Aunque sor Juana fue muy reconocida por su erudición, ella se presentaba a sí misma como una mujer humilde que no deseaba la fama ni el reconocimiento, sino que se veía a sí misma como una simple sirvienta de Dios.
En varias de sus obras muestra una actitud de humildad ante la grandeza divina, virtud muy apreciada por la Iglesia.
Sor Juana fue una mujer que buscó compartir y poner al servicio de los demás aquellos dones que Dios le dio. No guardaba su talento para sí misma, sino que lo puso al servicio de su comunidad y del público en general. De hecho, su trabajo es un legado que sigue siendo una fuente de inspiración para generaciones de pensadores, escritores y mujeres en todo el mundo.
3Solidaridad
Sor Juana Inés de la Cruz fue, en muchos sentidos, una pionera en la lucha por los derechos de las mujeres, aunque no de la manera en que lo harían algunas activistas posteriores.
4Piedad
Esta virtud, en aquellos momentos en los que
Ya sea en soledad - con pluma y papel en mano- o en unión con las demás religiosas, Sor Juana buscaba vivir con piedad y mantenerse muy asidua a la oración.
5Caridad
El padre Calleja señaló que esta era su virtud reina; es decir, la caridad predominaba en ella. La monja y poeta se mostró caritativa con sus hermanas religiosas y con el pueblo en general.
Por estas y más virtudes, esta ejemplar mujer es un valioso referente que nos enseña que el intelecto y la fe hacen un buen complemento para santificarnos cada día un poco más.