Las crónicas de Narnia es un famoso libro narrativo, el primero de una serie de siete escritos, que tiene como autoría al escritor y profesor anglo- inglés C. S. Lewis. La hepatología está ambientada principalmente en la ficticia Tierra de Narnia, lo que muchos no saben es que Lewis tomó el nombre de una ciudad italiana que realmente existe, “Narni”.
Narnia es el nombre en latino de la ciudad y se da el caso que en el estandarte de la ciudad está representado un grifo, un león alado de la mitología griega.
En la biografía de C.S. Lewis del año 2002 escrita por Roger Lancelyn Green y Walter Hooper, el escritor cuenta que tomó el nombre de un antiguo atlas que poseía, simplemente porque le gustaba cómo sonaba el nombre y porque se encontraba a medio camino entre Roma y Asís.
La puerta secreta de Narni
La primera versión de Las Crónicas de Narnia, fue escrita en 1950 y lo sorprendente es que 29 años después, en el 1979, un grupo de seis jóvenes encontraron una puerta que escondía grandes secretos.
Los jóvenes eran espeleólogos, con una gran ansia de descubrir “tesoros” escondidos y así descendiendo desde lo alto de lo que hoy son los Jardines de San Bernardo, se toparon con un pequeño pasaje que los conducía a un muro y en ella encontraron una puerta cubierta por gran parte de fango.
Traspasando la puerta, zigzagueando por la pequeña cavidad descubierta, lo primero en ver fueron los ojos de un ángel que parecía recibirlos, el arcángel san Miguel.
Acababan de redescubrir lo que pronto pasaría a llamarse Santa Maria della Rupe, una pequeña iglesia dedicada a san Miguel dentro de un convento dominicano.
La Iglesia de Santa María della Rupe
Es a partir de la Iglesia de Santa Maria della Rupe, del siglo XIII, ahora completamente restaurada, que comienza el evocador recorrido a través de los años con la ayuda de arqueólogos y filólogos para reconstruir la evolución de este primer lugar que hoy conserva los frescos más antiguos de la ciudad.
Narni subterránea
Más tarde, los seis jóvenes formaron la asociación sin fines de lucro Narni Subterránea, comprometiéndose a salvaguardar y mejorar esos lugares únicos en su tipo y gracias al estudio arqueológico y filológico salieron a la luz otras salas interesantes.
La domus romana y la historia del Acueducto de Formina
La segunda sala, probablemente parte de una domus romana que alberga un aljibe y a la que se accede a través de un hueco en la mampostería, está dedicada a la ingeniería hidráulica romana y a la presentación del Acueducto romano de Formina, que se puede visitar con reserva.
La Sala de Tormentos y la celda
Después de atravesar un largo pasillo se llega al ambiente más sugestivo, el de la “Sala de los Tormentos” como se la llama en los documentos encontrados en los Archivos Vaticanos y en el Trinity College. Esta sala fue reconstruida más tarde con algunas máquinas de tortura utilizadas por el Tribunal de la Inquisición.
Una pequeña celda adyacente, única en su género, documenta con grafitis en las paredes el sufrimiento de los sospechosos, dejando un mensaje a la posteridad a través de un código gráfico hecho de símbolos.
Hoy los subterráneos de Narni pueden ser visitados acompañados por un guía muy especial, Roberto Nini, uno de los seis jóvenes que hicieron el maravilloso descubrimiento.
¿Sabías que los libros de C. S. Lewis contienen claras alusiones cristianas?
Lewis se convirtió al cristianismo solo cuando era adulto e introdujo conceptos teológicos cristianos en las aventuras de Narnia con conceptos fácilmente comprensibles para un público joven.
En un interesante artículo del jesuita Antonio Spadaro, subsecretario del Dicasterio para la Cultura y la Educación de la Santa Sede, explica la relación del mundo fantástico de Lucy con nuestro mundo interior:
"Narnia es el mundo real, donde sin embargo cada realidad y cada personaje adquieren connotaciones muy fuertes y significativas. El umbral no es un punto de escape de la prisión de la realidad, sino que es la verdadera puerta de entrada a mi realidad más auténtica y verdadera. Lucy entrando en el armario es la figura de alguien que hace un viaje interior para descubrirse a sí mismo y a su mundo. Cruzar el umbral significa ir muy lejos en uno mismo, “acercarse a las propias distancias infinitas” (Karl Rhuner). Resuenan las palabras de Agustín de Hipona: Noli foras ire, in teipsum redi; en el interior del hábitat veritas de homine. (No salgas de ti mismo, vuelve a ti mismo: la verdad vive en el hombre interior.
Lucy entra con confianza en el mundo de Narnia y se convierte así en la figura del verdadero lector, de aquel que está llamado a responder con un acto de 'fe poética'... Entrar al mundo de Narnia requiere una confianza básica para cuestionar nuestra forma ordinaria y común de ver las cosas. Más precisamente, significa entrar en un mundo diferente, introducirse 'en experiencias diferentes a las nuestras', hasta comprender plenamente el sentido de nuestra vida. Una vida sin historias y sin 'fe' en las historias sería muy pobre, incluso muy estrecha, como el compartimento de un armario cerrado".