La ciudad, de dos mil 500 habitantes, no es uno de los puntos más famosos dentro de Alemania, a diferencia, por ejemplo, de Wadowice, Polonia, ciudad que vio nacer al papa viajero, Juan Pablo II.
En Marktl am Inn se pueden ver algunos recuerdos del ciudadano más famoso de la ciudad, como las "salchichas Ratzinger" o la "tarta papal", un postre cubierto de chocolate que, según se dice, era la favorita del pequeño Joseph.
El osito de peluche de 100 años
La casa de Marktplatz 11, donde nació el futuro Papa, alberga ahora un museo. Es cierto que los Ratzinger solo vivieron aquí los dos primeros años de la vida de Joseph, porque en 1929 se trasladaron a la cercana Tittmoning, donde el cabeza de familia, Joseph Ratzinger padre, que era policía, consiguió un nuevo trabajo.
La decoración de la casa de la infancia del Papa y sus dos hermanos no ha sobrevivido, pero el museo recoge fotografías, ornamentos litúrgicos y objetos personales de Benedicto XVI y de su familia.
La exposición, que se inauguró este año, el Lunes de Pascua, incluye también recuerdos que solo se pusieron a disposición del museo tras la muerte del Papa, como sus cartas y notas. Un tesoro especial es un osito de peluche de casi 100 años, regalo de Navidad de la infancia de Benedicto XVI, que ocupó un lugar de honor en su estudio hasta el final de su vida.
Frente al museo se encuentra la Columna de Benedicto, erigida aquí después de que Joseph Ratzinger se convirtiera en Papa. Y en las tiendas de los alrededores existe una amplia gama de recuerdos: desde postales y fotos, hasta varios tipos de "cerveza papal" (¡esto es Baviera, al fin y al cabo!) y dulces.
Conoce cómo conmemora Marktl am Inn a Benedicto XVI: