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Octavo viernes de mes: oramos al Sagrado Corazón de Jesús, recordando que hay que confesarse, ir a Misa y comulgar para alcanzar las promesas del Señor, hechas a Santa Margarita María Alacoque para todos los devotos que cumplan con los nueve viernes. No desistamos.
Oración inicial
Oh Dios, que en el corazón de tu Hijo herido por nuestros pecados has depositado infinitos tesoros de caridad, te pedimos que al rendirle el homenaje de nuestro amor le ofrezcamos una cumplida reparación. Por Jesucristo Nuestro Señor, Amén.
Octavo viernes
Promesa: Daré a cuantos trabajan por la salvación de las almas el don de ablandar los corazones más endurecidos.
Ofrecimiento: Sagrado Corazón de Jesús, que prometiste inspirar a los que trabajan por la salvación de las almas aquellas palabras que consuelan, que conmueven y conservan los corazones; te ofrezco mi comunión de hoy para alcanzar, mediante la intercesión de María Santísima, la gracia de saber consolar a los que sufren y la gracia de volver a Ti, Señor , a los que te han abandonado. ¡Dulce Salvador mío, concédeme y ayúdame a salvar almas! Son tantos y tantos los desgraciados que empujan a los demás por el camino del vicio y del infierno! Haz, Señor, que emplee toda mi vida en hacer mejores a los que me rodean y llevarlos conmigo al cielo. Amén.
Oración después de la comunión
Jesús mío dulcísimo, que en tu infinita dulcísima misericordia prometiste la gracia de la perseverancia final a los que comulguen en honra de tu Sagrado Corazón los nueve primeros viernes de mes seguidos; acuérdate de esta promesa y a mí, indigno siervo tuyo que acabo de recibirte sacramentado con este fin e intención, concédeme que muera detestando todos mis pecados, creyendo en ti con fe viva, esperando en tu inefable misericordia y amando la bondad de tu amantísimo y amabilísimo corazón. Amén.
V. En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado,
R. el corazón amoroso de Jesús Sacramentado.
Oración final
Jesús mío, te doy mi corazón, te consagro toda mi vida, en tus manos pongo la eterna suerte de mi alma y te pido la gracia especial de hacer mis nueve primeros viernes con todas las disposiciones necesarias para ser partícipe de la más grande de tus promesas, a fin de tener la dicha de volar un día a verte y gozarte en el Cielo. Amén.
(Tomado del Devocionario al Sagrado Corazón de Jesús, José Roberto Ramírez Méndez, ssp, ed. San Pablo)