¿Se te ha ocurrido alguna vez cartearte con un condenado a muerte? ¿Qué le escribirías? La Comunidad de San Egidio impulsa un voluntariado original: establecer una amistad epistolar con un preso del corredor de la muerte.
"Recibir una carta es señal de que alguien aprecia tu vida. Es un vínculo con el mundo exterior. Es la esperanza de que alguien se acuerde de ti", explica la impulsora de la iniciativa, Stefania Tallei, en la web de la organización católica.
"Recibir correo es de algún modo como abrir los barrotes", continúa. "Tener a alguien a quien escribir marca el paso del tiempo, que es siempre igual, abre un espacio de afecto y ayuda a no perder la confianza".
Es la experiencia de Alexey, preso en una cárcel de Rusia: "Su carta me cogió por sorpresa -explica-. Ya me había convencido de que ya nadie querría escribirse con una persona como yo para hablar de cosas limpias, sinceras, amistosas...".
Amigos de verdad
Miles de personas han participado en la iniciativa. Y el correo tradicional ha permitido establecer amistades duraderas y sinceras, como la de Aliénor y Edgardo:
Una voluntaria incluso recorrió miles de kilómetros para visitar al amigo con el que se había carteado durante años, según recogió el periódico Clarín.
Las cartas suelen pasar una censura, pero de todas maneras "son el único espacio libre que hay en la vida de los hombres y mujeres que están en el corredor de la muerte", afirma Tallei.
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Abolir la pena de muerte
La iniciativa de cartearse con un preso forma parte de la lucha que lleva años librando la Comunidad de San Egidio contra la pena de muerte, vigente hoy en 58 países.
Para la organización, la pena capital "representa una forma de tortura, contradice una visión rehabilitadora de la justicia, rebaja a toda la sociedad civil hasta el nivel de quien asesina, legitima la violencia al nivel más alto y, a menudo, se convierte en instrumento de represión de minorías políticas, étnicas o religiosas".
En los últimos días, la Comunidad de San Egidio lamentó la ejecución de Iván Cantú, el pasado 28 de febrero de 2024 en la penitenciaría de Huntsville, en Texas.
Investigaciones independientes demostraron que las pruebas eran incompatibles con la condena de este preso hispano que llevaba en el corredor de la muerte desde el año 2000. Lo acusaron de homicidio pero él defendió su inocencia hasta el final de su vida.
Hoy hay más de 20 mil personas sobre las que pesa una condena a muerte. Si quieres escribirte con alguna de ellas, pincha aquí.