El Papa Francisco advirtió a las personas consagradas contra el "activismo" y el "derrotismo", al celebrar la Misa en la Basílica de san Pedro el 2 de febrero de 2024, fiesta de la Presentación del Señor, que también marca el "Día de la Vida Consagrada". En un mundo en el que "el silencio está desterrado y perdido", les confió la misión de "redescubrir la gratitud silenciosa".
Más de 300 representantes de las diversas formas de vida consagrada, procedentes de más de 60 países, estuvieron presentes en esta celebración con el sucesor de Pedro, que se abrió en la penumbra de la basílica vaticana, donde titilaban las velas de los fieles. Cuarenta días después de Navidad, la "Presentación" conmemora el día en que los padres de Cristo, María y José, fueron a presentar a su hijo recién nacido en el templo, según la tradición judía.
"Desear a Dios y renunciar a todo lo demás: solo esto es salvación". El Papa Francisco eligió esta cita de la mística y filósofa francesa Simone Weil (1909-1943) para animar a los religiosos a cultivar "la espera de Dios" en sus vidas.
Dirigiéndose a un encuentro internacional de religiosos y religiosas, el jefe de la Iglesia católica advirtió a los consagrados y consagradas contra "el adormecimiento del corazón, la anestesia del alma". Les instó a no poner la esperanza "en los rincones oscuros de la decepción y la resignación".
En el curso de su meditación, el Pontífice de 87 años sugirió que incluso la vida religiosa corre el riesgo de dejarse "sumergir por las actividades", hasta el punto de "olvidar a Dios". E incluso las "buenas obras" pueden "transformar la vida religiosa y cristiana en 'un montón de cosas que hacer'", añadió.
El Papa jesuita instó a liberarse "del mito de la eficacia, de la obsesión por el rendimiento y, sobre todo, de la pretensión de encerrar a Dios en nuestras categorías". Dios, insistió, "viene siempre de manera imprevisible, en tiempos que no son los nuestros y de formas que no son las que esperamos".
Ante las "experiencias negativas", los "conflictos", "cuando la costumbre sustituye al entusiasmo", Francisco invitó a no "rumiar amarguras" ni volverse "amargados". "En una familia religiosa -como en toda comunidad y familia- las personas amargadas y de rostro sombrío lastran el ambiente", advirtió.
Por último, recomendó cuidar "que el espíritu del mundo no entre en nuestras comunidades religiosas, en la vida de la Iglesia". Frente al mundo "que exalta 'todo y todo a la vez' […] y busca exorcizar los miedos y ansiedades de la vida en los templos paganos del consumismo o en el entretenimiento a toda costa", el Papa alabó la "sana pasividad" y el "coraje de frenar".
Religiosos de todo el mundo han asistido en Roma a una reunión preparatoria del Jubileo de 2025, que incluye un acto dedicado a la vida consagrada los días 8 y 9 de octubre.