No tenemos la certeza de que, cuando llegue el final de nuestra vida, recibiremos los últimos sacramentos, por ello, debemos pedir a Dios que, llegado el momento, podamos alcanzar el auxilio espiritual de la Unción de Enfermos y el santo Viático.
Además de estos grandes sacramentos, tenemos otro recurso poco conocido: recibir la indulgencia plenaria. Esta se aplica al moribundo y cualquier sacerdote puede dispensarla.
Esta indulgencia, de acuerdo con el documento Indulgentarium Doctrina, es una remisión de la pena temporal:
"Esta remisión de la pena temporal debida por los pecados, perdonados ya en lo que se refiere a la culpa, fue designada con el nombre 'indulgencia'".
¿Cómo se recibe?
El documento El Don de la Indulgencia de la Penitenciaría Apostólica nos indica que:
"Para lucrar las indulgencias, tanto plenarias como parciales, es preciso que, al menos antes de cumplir las últimas exigencias de la obra indulgenciada, el fiel se halle en estado de gracia".
Así mismo, se debe comulgar y rezar por las intenciones del Papa, además de realizar la obra indicada para ganarla. Sin embargo, en el caso de una persona moribunda, todas las disposiciones pueden dispensarse.
Incluso, Indulgentarium Doctrina dice que "el fiel podrá ganar esta misma indulgencia plenaria in articulo mortis aunque en el mismo día haya ganado ya otra indulgencia plenaria".
Indulgencia plenaria in articulo mortis
El padre Felipe Vázquez comparte con Aleteia que, cuando visita a algún enfermo, primero lo confiesa y le da la sagrada comunión. En seguida, los unge con el óleo de los enfermos y después le da la bendición apostólica y le concede la indulgencia plenaria in articulo mortis.
Dice que es importante destacar que "esta hace efecto solo si la persona fallece".
La oración
En seguida, el padre comparte con nosotros la oración:
"Yo, por el poder que me concede la Santa Sede Apostólica, te concedo la indulgencia plenaria y el perdón de todos tus pecados, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo".
Ahora que lo sabemos, debemos procurar pedir los sacramentos de la Unción de los Enfermos, el Santo Viático y la bendición apostólica en el momento de nuestra muerte o de alguna persona cercana, para asegurar su entrada al Cielo.