En un mundo donde constantemente se busca alcanzar la felicidad y plenitud, seguro has sido víctima del positivismo tóxico, o incluso es probable que lo hayas aplicado a alguien más sin percatarte de ello.
Esto se da cuando pasamos por un momento de angustia (por un accidente, enfermedad, asalto, susto o prácticamente cualquier situación que pueda alterar nuestras emociones) y en respuesta a ello la gente, medios de comunicación y marcas te responden con un "sigue adelante", "tú puedes", "pero estás vivo".
Las redes sociales como grandes influenciadores
En las redes sociales está de moda ser positivo y optimista, por lo que cualquiera de estas plataformas se han convertido en el lugar donde más encontramos mensajes que nos invitan a llevar una vida alegre, sin cabida a la tristeza ni a la frustración.
Solemos encontrarnos con este tipo de frases que, aparentemente, buscan nuestro bienestar. Sin embargo, son esas mismas frases las que nos hacen reprimir nuestros sentimientos y esconder lo que verdaderamente estamos sintiendo.
La mayoría presentan discursos tales como: "No debes sentirte mal, siempre hay algo bueno que rescatar". Y el problema con esto es que pareciera que son frases que al escucharlas o leerlas nos harán sentir bien como por arte de magia, pero lo cierto es que solo nos anestesian.
Dice un proverbio que "todo en exceso es malo", por lo que debemos tener un balance con nuestros sentimientos. No podemos vivir en el extremo de la tristeza, evidentemente, pero tampoco en el de la alegría. En la vida es necesario pasar por etapas de tristeza y etapas alegres.
Nuestras heridas reflejan mucho
En ocasiones este exceso de positividad, que se convierte en una situación tóxica, puede relacionarse, también, con aquellas personas que tienen la herida de infancia de la injusticia.
Cosa que las lleva, inconscientemente, a ponerse la máscara no requerir ayuda para afrontar cualquier situación; por consiguiente, constantemente se encuentran fingiendo que todo está "estupendo", cuando la realidad es otra.
Tenemos que ser realistas con nuestra situación emocional. De modo que mantengamos un equilibrio y nos permitamos el tiempo necesario para reconocer cuáles son los sentimientos que tal situación nos despierta, ya sea enojo, tristeza, angustia, o cualquier otro.
¿Qué podemos hacer para no caer ni promover la positividad tóxica?
1Sé consciente
No existen las emociones malas y buenas. Todas tienen una función en particular y son complemento de nuestra vida.
2Ofrece tu ayuda sincera
Cuando alguien esté pasando por un mal momento puedes mostrar tu interés preguntando: ¿cómo puedo ayudarte?, ¿quieres contarme lo que está pasando? ¡Te escucho! De esta forma contrarrestamos la positividad tóxica y abrimos la posibilidad de hablar del sentimiento real.
3No ignores las reacciones
Acéptalas y busca la manera de canalizar esa emoción de tal forma que valides tus emociones.
4No siempre está mal estar mal
Estar mal es un momento necesario en nuestra vida. Es difícil afrontar los momentos que nos implican un reto, pero es parte de la vida misma. No invalides los sentimientos de los demás, ni los tuyos; por el contrario, mantén y fomenta la esperanza en que ese mal momento pasará.