Durante la ceremonia de canonización, el 5 de octubre de 2003, San Juan Pablo II habló en su homilía de la vida de Daniel Comboni. Hoy Aleteia toma 15 datos de ese mensaje para describir la obra del santo misionero.
Hijo único nacido de padres santos
1.- La infancia de Daniel fue dura pero llena de amor. Nacido en Limone sul Garda (Brescia, Italia) el 15 de marzo de 1831, de padres campesinos, fue el cuarto hijo y único sobreviviente de los ocho que tuvo el matrimonio de Luigi y Domenica, ya que sus hermanos murieron muy pequeños; debido a esto, formaron los tres una amorosa familia, «de fe profunda y rica de valores humanos, pero pobre de medios materiales».
2.- La pobreza de la familia empujó a Daniel a ir a la escuela a Verona, en el Instituto fundado por el sacerdote don Nicola Mazza para jóvenes prometedores pero sin recursos, donde descubrió su vocación sacerdotal y se abrió a la misión de África Central atraído por el testimonio de los primeros misioneros del Instituto Mazza que vuelven del continente africano.
3.- En 1854, Daniel Comboni fue ordenado sacerdote y tres años después partió para la misión de África, junto a otros cinco misioneros del Instituto Mazza, con la bendición de su madre Domenica que llegó a decir: «Vete, Daniel, y que el Señor te bendiga».
En el corazón de África y con África en el corazón
4.- Después de 4 meses de viaje, en África se encontraron con una realidad muy fuerte: fatigas, clima insoportable, enfermedades, muerte de numerosos y jóvenes compañeros misioneros, pobreza de la gente abandonada a sí misma, pero Daniel escribió a sus padres desde la misión de Santa Cruz: «Tendremos que fatigarnos, sudar, morir; pero al pensar que se suda y se muere por amor de Jesucristo y la salvación de las almas más abandonadas de este mundo, encuentro el consuelo necesario para no desistir en esta gran empresa».
5.- Asistiendo a la muerte de un joven compañero misionero, Comboni no se desanimó y se sientió confirmado en la decisión de continuar su misión: «¡África o muerte!»
6.- De regreso en Italia, en 1864, recogido en oración sobre la tumba de San Pedro en Roma, Daniel elaboró su famoso Plan para la regeneración de África, un proyecto misionero que se resume como «Salvar África por medio de África», fruto de su ilimitada confianza en las capacidades humanas y religiosas de los pueblos africanos.
Un obispo misionero original
7.- En medio de muchas dificultades e incomprensiones, Daniel Comboni trabajó para que la sociedad europea y la Iglesia se tomaran más en serio la misión de África Central, por lo que se dedica con todas sus fuerzas a la animación misionera por toda Europa, pidiendo ayudas espirituales y materiales tanto a reyes, obispos y señores como a la gente sencilla y pobre.
8.- Fundó una revista misionera, la primera en Italia, como instrumento de animación misionera.
9.- Por su inquebrantable confianza en el Señor y su amor a África ,fundó en 1867 y en 1872 dos Institutos misioneros, que más tarde se llamarán Misioneros Combonianos y Misioneras Combonianas.
10.- Como teólogo del obispo de Verona, participó en el Concilio Vaticano I, consiguiendo que 70 obispos firmaran una petición en favor de la evangelización de África Central.
11.- El 2 de julio de 1877 fue nombrado Vicario Apostólico de África Central y consagrado obispo un mes más tarde. Este nombramiento confirmó que sus ideas y acciones, que muchos consideraron arriesgadas e incluso ilusorias, fueron eficaces para el anuncio del Evangelio y la liberación del continente africano.
12.- Durante los años 1877-1878, Comboni y sus misioneros y misioneras sufrieron una sequía sin precedentes en Sudán, que diezmó la población local, agotó al personal misionero y bloqueó la actividad evangelizadora.
La cruz como «amiga y esposa»
13.- En 1880 Comboni volvió a África por octava y última vez, con el entusiasmo de siempre y decidido a continuar la lucha contra la esclavitud y a consolidar la actividad misionera.
14.- Un año más tarde, puesto a prueba por el cansancio, la muerte reciente de varios de sus colaboradores y la amargura causada por acusaciones infundadas, Comboni cayó enfermo.
15.- El 10 de octubre de 1881, a los 50 años de edad, marcado por la cruz que nunca lo ha abandonado «como fiel y amada esposa», murió en Jartum, en medio de su gente, exclamando: «Yo muero, pero mi obra, no morirá».