En su "pequeñez", la Iglesia en Mongolia "vive de la comunión fraterna, de la oración, del servicio desinteresado a la humanidad que sufre y del testimonio de su fe", explicó el Papa Francisco durante su último discurso en territorio mongol, dedicado a los operadores de la caridad, el 4 de septiembre de 2023.
Al venir a inaugurar una "Casa de la Misericordia" que alberga las actividades caritativas de la pequeña comunidad católica local, el Papa estableció un paralelismo entre la actitud de los primeros cristianos, relatada en los Hechos de los Apóstoles, y las acciones de los católicos mongoles al servicio de toda la sociedad.
"Nada más llegar a Ulán Bator en los años 90, los primeros misioneros sintieron inmediatamente la llamada a la caridad", recordó el Papa Francisco. Alabó el servicio de estos pioneros y de sus sucesores, que llegaron en 1992 para trabajar con "los niños abandonados, los hermanos y hermanas sin hogar, los enfermos, las personas que viven con discapacidad, los presos y todos aquellos que, en su estado de sufrimiento, pedían ser acogidos".
El Pontífice argentino recordó que "fue el propio gobierno mongol el que pidió la ayuda de los misioneros católicos para hacer frente a las numerosas emergencias sociales de un país que, en aquel momento, se encontraba en una delicada fase de transición política marcada por una pobreza generalizada".
Con la nueva Casa de Misericordia, la acción caritativa de la Iglesia adquiere una nueva forma, ya que "es la Iglesia particular la que lleva a cabo el proyecto, en sinergia con todos los componentes misioneros, pero con una clara identidad local, como verdadera expresión de la Prefectura Apostólica en su conjunto".
Invitando a poner en práctica una lógica de gratuidad y a apoyarse en el voluntariado, Francisco explicó que "la gratuidad aligera el alma, cura las heridas del corazón, nos acerca a Dios, abre la fuente de la alegría y mantiene la juventud interior".
Subrayando una vez más que "el verdadero progreso de las naciones no se mide por la riqueza económica, y menos aún por la inversión en el poder ilusorio de los armamentos, sino por su capacidad de asegurar la salud, la educación y el crecimiento integral de su pueblo", el Papa animó a los mongoles a ponerse a disposición de los demás implicándose en labores de voluntariado.