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Presentan una guía para prevenir abusos sexuales en colegios católicos

pogrążona w smutku młoda dziewczyna z liceum siedzi samotnie na szkolnym korytarzu i chowa głowę
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José Antonio Méndez - publicado el 24/03/23
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«Tenemos que actuar con contundencia para garantizar que cada alumno sea cuidado como merece, como las familias esperan de nosotros y como nos pide el Evangelio», explica para Aleteia Pedro Huerta, secretario general de la principal organización de centros católicos de España

Prevenir, detectar, intervenir y reparar los casos de abusos sexuales a menores que puedan identificarse, o cometerse, en cualquier colegio católico. Ese es el objetivo de la Guía elaborada por Escuelas Católicas, la principal organización de centros católicos de España, que aglutina a más de 1.200.000 alumnos… y que está abierta a ser utilizada también en América Latina.

Como explica para Aleteia el secretario general de Escuelas Católicas, Pedro Huerta, «esta guía es fruto de un trabajo de casi 6 años con expertos de distintos sectores, no sólo para garantizar que todos los colegios católicos sean espacios seguros», sino también para que «profesores, familias, alumnos y las propias instituciones educativas, estén bien preparados para enfrentarse a un problema tan doloroso, y que preocupa tanto a la sociedad y a la Iglesia, como el de los abusos».

«Ningún colegio abre para hacer daño»

«Ningún colegio, absolutamente ninguno, abre cada mañana para hacer daño a los niños que nos son confiados», explica Huerta. «Sin embargo, no podemos ignorar que en los colegios, también en los católicos, como en otros sectores de la sociedad, en ocasiones hay personas que se aprovechan de la confianza que hemos depositado en ellos para abusar de los niños», apunta.

Ante esta realidad, el secretario general de Escuelas Católicas explica que «nuestra identidad católica nos exige actuar con contundencia y diligencia para garantizar que cada alumno sea cuidado y protegido como merece, como las familias esperan de nosotros y como nos pide el Evangelio».

No solo protocolos

Por ese motivo, la Guía no se limita a ofrecer protocolos y herramientas prácticas cuando se produce un caso de abuso, sino que entra de lleno en cómo prevenirlos, «no solo con una charlita, sino de forma eficaz», y cómo acompañarlos cuando se han producido.

Así, la Guía explica cómo prevenir los abusos «con una constante formación afectivo sexual, desde los principios propios de nuestra antropología cristiana, no solo para el alumnado, sino también para padres y docentes». Porque, como recuerda Pedro Huerta, «muchos casos de abuso sexual tienen detrás una mala formación, o una deformación, del ámbito afectivo y sexual, no del niño que es víctima, sino del abusador».

En ese sentido, Huerta avisa de que están dispuestos a hace frente a las leyes españolas que pretenden imponer una formación afectivo sexual radicalmente contraria a la propuesta católica: «Nosotros estamos comprometidos a garantizar, y así tendremos que pelearlo ante el Gobierno, que nuestros colegios católicos ofrezcan una formación afectivo-sexual acorde a los valores, la moral y los principios católicos que los padres esperan cuando nos eligen. Porque eso también forma parte de la prevención de los abusos», explica.

Detectar casos fuera del centro

Además, la Guía explica cómo capacitar a los profesores para detectar y reaccionar ante casos de abuso que puedan darse tanto dentro como fuera del centro. «El colegio no se puede meter en la vida de la familia porque no somos policías -señala Huerta-, pero sí tenemos que formar a los profesores para que sepan detectar casos que se puedan dar fuera del centro, e incluso en la familia». 

«Hacerlo puede suponer un auténtico rescate ante situaciones terribles, como nos pide el Evangelio y nos recuerda el Papa», matiza.

Cómo actuar con el abusador

Una de las cuestiones más disruptivas de la Guía es su tratamiento del abusador: «Nos ha costado mucho encontrar el hueco sobre cómo acompañar a quien abusa», reconoce Huerta. «Sin embargo, nuestra primera guía es el Evangelio, así que no podemos dejar de hablar del perdón y de misericordia, porque el perdón no justifica el pecado, ni borra delito, sino que busca la reparación total de ese pecado». 

Se trata, eso sí, «de un trabajo que no está al mismo nivel que el que se hace con la víctima», y que de hecho está condicionado a que la víctima lo acepte, y que plantea cómo actuar con los abusadores «cuando son profesores, religiosos, sacerdotes, o consagrados», pues «la entidad titular del colegio es también una víctima secundaria en estos casos.

Útil para América Latina

La utilidad de la Guía no termina en el ámbito escolar, ni en las fronteras de España, sino que «sirve para cualquier comunidad que trabaje con niños y jóvenes, como parroquias o movimientos, y para otros países de América Latina», señala Huerta. 

De hecho, ya se han acordado colaboraciones con la Confederación Iberoamericana de Escuelas Católicas, y cualquiera podrá descargarla a través de la web de Escuelas Católicas. Porque, como concluye Pedro Huerta, «aunque tiene una parte que responde a la ley española, se atiende a una ley general, que es el Evangelio».

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