Cuando san Antonio imprimió su rostro en su estatua milagrosa

El santuario forma parte del conjunto monástico franciscano dedicado al santo originario de Lisboa. San Antonio de Padua.

Fue construido en el 1427 por los frailes franciscanos Martino di Campagna y Nicola di Castellammare di Stabia en el punto donde había una pequeña capilla rural.

Algunos historiadores alegan que el conjunto monástico se construyó por impulso de san Bernardino de Siena, pero esta afirmación no tiene certificación objetiva.

Lo que sí se da por cierto es que el santo se detuvo en el monasterio durante su peregrinación por el sur de Italia.

Todavía hoy se hace referencia a una de las celdas del monasterio como la que fue ocupada por san Bernardino, al igual que se le dedica el corredor y uno de los pozos de su magnífico claustro.

El pozo de san Bernardino fue excavado en el lugar indicado por el mismo santo y en los últimos años fue objeto de continuos peregrinajes ya que el agua de dicho pozo es considerada “milagrosa”, por sus propiedades terapéuticas y de sanación.

Desgraciadamente, algunos años más tarde, en 1799, la iglesia y el monasterio fueron incendiados por las tropas francesas dirigidas por el general Championnet.

En el incendio, además de la decoración interna de la iglesia y la importante biblioteca encargada por el obispo Boldoni también se destruyeron muchos muebles incluida la estatua de san Antonio que fue reducida a cenizas.

Con la caída del reino francés y la restauración del gobierno borbónico, el monasterio se reestructuró gracias a las donaciones de los ciudadanos y las familias adineradas de Teano.

Fue entonces que se encargó a la familia de Donato Compagnone de realizar una segunda estatua de madera Esta estatua es la considerada milagrosa.

Según una antigua tradición, trasmitida de padre a hijo, como nos cuenta fray Michele Giuliano, franciscano coleccionista e histórico de imágenes sagradas:

“Cuando el artesano se puso una vez más a tratar de perfeccionar la cabeza del santo, después de haber terminado el cuerpo, no lograba darle la expresión de santidad que se merecía al tan venerado doctor de la Iglesia.

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Lo intentó varias veces hasta tarda noche, abatido y un poco irritado se fue a dormir diciendo: “san Antonio, hazte tú mismo”.

Y así sucedió, a la mañana el artista se encontró la estatua con el rostro dulce y augusto que se puede observar hoy.

La estatua es de tal belleza que los franciscanos en Padua, la pidieron para el santuario, sin poder conseguirlo nunca, ya que es tan amada por los habitantes del lugar y todo el sur de Italia.

Para su fiesta el 13 de junio le brindan grandes fiestas, como una famosa feria de caballos entre las más importantes de Italia para el comercio equino.

La feria se realiza desde el 1700 y la administración borbónica solía comprar los caballos para su ejercito en dicha feria.

El punto más alto en su devoción popular es la procesión con la estatua milagrosa del santo por las calles de Teano, la noche del 12 de junio.

Fuente: Santi, Miracoli, Santuari: Testimonianze sulla fede vol.2, Paolo Mesolella, agoradelsapere.wordpress.com