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Los obispos europeos toman la palabra y ponen un «hasta aquí» a Daniel Ortega

NICARAGUA
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Jaime Septién - publicado el 12/02/23
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Un mensaje de parte de las conferencias episcopales de Europa que fue emitido antes de que se confirmara el rechazo de monseñor Álvarez a ser desterrado de Nicaragua junto a 222 presos políticos y su posterior condena a 26 años de cárcel

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En una carta dirigida al presidente del episcopado nicaragüense, monseñor Carlos Enrique Herrera Gutiérrez, obispo de Jinotega, el presidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE), el cardenal de Luxemburgo Jean-Claude Hollerich S.J., levantó la voz en contra de la política de agresión, acoso y represión en contra de la Iglesia católica ejercida desde la presidencia de ese país centroamericano.

El cardenal Hollerich, haciéndose uno con los obispos de la Unión Europea, ha tomado la batuta para encabezar un fuerte movimiento de repulsa en contra de lo que está sucediendo en Nicaragua, agravado por el reciente envío a la cárcel (se encontraba en arraigo domiciliario) del obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, quien se negó a tomar el avión que lo llevara al exilio a los Estados Unidos y posteriormente condenado a 26 años de cárcel.

La COMECE expresó, primero que nada, su solidaridad con el obispo Álvarez, con los sacerdotes y laicos encarcelados y condenados a diez años de prisión (varios de ellos ahora desterrados en Estados Unidos) por delitos que van desde la subversión hasta el llamado a derrocar al régimen dictatorial de Ortega mediante actos de «conspiración» que ponen en peligro la estabilidad de la nación.

Represión de mucho tiempo atrás

En la carta que se une al coro de voces internacionales exigiendo el cese de las hostilidades de Ortega en contra de la Iglesia católica, el cardenal luxemburgués, señala que lo sucedido en las últimas semanas no es producto del azar, sino que demuestra una actitud continua por parte de Ortega en contra de sacerdotes y laicos de ese país.

«Los últimos acontecimientos, incluidos los cierres de emisoras de radio católicas, las obstrucciones policiales para acceder a las iglesias y otros actos graves que perturban la libertad religiosa y el orden social justo muestran el agravamiento de una situación iniciada años atrás», dice la carta, de la COMECE, emitida el miércoles 8 de febrero.

«Seguimos de cerca el desarrollo de la situación en Nicaragua, marcada por la persecución a la Iglesia Católica y sus fieles. Como obispos de COMECE estamos comprometidos a promover la libertad, la democracia y la justicia en Nicaragua a través de nuestro diálogo regular con los representantes de las instituciones de la UE».

Esta última línea de la carta firmada por el cardenal Hollerich (relator del Sínodo sobre la Sinodalidad) es importante, dado que la Unión Europea ha establecido una serie de sanciones a Nicaragua por estos y otros hechos de violencia desatados desde abril de 2018 y que han derivado en asedio, acoso y agresiones a periodistas, medios de comunicación social y figuras opositoras e independientes, además de la persecución a la Iglesia católica.

Libertad ya

Los obispos europeos exigen a Managua la liberación inmediata tanto del obispo Álvarez como de todos los sacerdotes y fieles laicos injustamente acusados de actos de terrorismo (cuando emitieron el mensaje aún no se había dado la salida de 222 presos políticos y el destierro de varios sacerdotes), conspiración, desestabilización del régimen y propagación de noticias falsas.

«Nos unimos a la voz que clama por la injusticia a la que están siendo sometidos nuestros hermanos en Nicaragua y exigimos su inmediata liberación», decía la carta.

Los sacerdotes condenados el lunes 6 de febrero, ahora en el destierro, eran Ramiro Tijerino, José Díaz, Sadiel Eugarrios; el diácono Raúl Vega. También los seminaristas Darvin Mendoza y Melkin Centeno. Así como el camarógrafo Sergio Cárdenas. La semana pasada también fue condenado a 10 años por las mismas acusaciones, el sacerdote Óscar Benavides, quien también se subió al avión rumbo a Estados Unidos el pasado 9 de febrero.

Por lo que toca a monseñor Álvarez, fue ingresado a la cárcel La Modelo como represalia de Ortega por su negativa a marcharse al exilio, junto con otros 222 presos políticos «liberados» por el régimen, bajo una idea de la vicepresidenta Rosario Murillo, esposa de Daniel Ortega. Este gesto de valentía de monseñor Álvarez le valió dejar el arraigo domiciliario y ser internado en una cárcel plagada de peligros. Y horas más tarde condenado a 26 años de prisión.

Un modelo de martirio

«En medio de tan adversas circunstancias, resultan admirables y no pasan desapercibidos los testimonios de compromiso con nuestra fe en el Evangelio y el bien común social de nuestra amada Iglesia en Nicaragua», escribe el cardenal de Luxemburgo en la carta que representa el sentir de los obispos europeos y, seguramente, el de todas las conferencias episcopales del viejo continente.

Termina la carta firmada por el cardenal Hollerich alabando a la Iglesia mártir de Nicaragua: «Su fidelidad al mensaje de Nuestro Señor Jesucristo y su entrega por el bien del prójimo es un vivo ejemplo y modelo para seguir en tantas otras situaciones de persecución que, desgraciadamente, se multiplican por diversas partes del mundo».

Y esta actitud, esta valentía, se demuestra con las declaraciones recogidas al ingreso a La Modelo de monseñor Rolando Álvarez, en referencia a quienes siguieron el camino del exilio: «Que sean libres, yo pago la condena de ellos».

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