La noticia del destierro de 222 presos políticos en Nicaragua, quienes fueron subidos a un avión con destino a Estados Unidos este jueves 9 de febrero, generó gran impacto a nivel internacional.
Lo ocurrido en las últimas horas fue, para muchos, algo más que anhelado y fue celebrado por algunas personalidades de renombre, como el escritor Sergio Ramírez, primer nicaragüense en recibir el Premio Cervantes.
Lo propio obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio José Báez, quien se encuentra exiliado en Miami y se ha transformado en una de las voces más potentes contra la dictadura en Nicaragua, expresó su alegría a través de las redes sociales:
Varios sacerdotes desterrados
Entre las 222 personas que empiezan a tener una nueva vida en el destierro, pero en libertad, se encuentran algunas personalidades destacadas a nivel político y civil como una de las figuras más fuertes a nivel de oposición, Cristiana Chamorro Barrios.
Pero también fueron desterrados de Nicaragua varios sacerdotes como Óscar Danilo Benavides Dávila (en enero había sido condenado a 10 años de prisión); Reynaldo Ramiro Tijerino Chávez, rector general de la Universidad Juan Pablo II (también condenado a 10 años de prisión y no de los acompañantes del obispo Álvarez cuando fue detenido en agosto de 2022); José Luis Díaz Cruz, vicario de la Catedral de Matagalpa (también se encontraba en la curia cuando Álvarez fue detenido); Sadiel Antonio Eugarrios Cano (de la diócesis de Matagalpa), entre otros diáconos y seminaristas.
Monseñor Álvarez no se subió al avión
Sin embargo, una vez difundida la lista, lo que se constató fue la ausencia de un nombre que había generado gran a atención a nivel internacional: el obispo de la diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de Estelí, monseñor Rolando Álvarez.
Aunque la información sobre su negativa a subir al avión que llevaba a los desterrados hacia Estados Unidos ya se había hecho pública desde el jueves 9 de febrero, fue el propio dictador Daniel Ortega quien confirmó la situación de Álvarez horas más tarde, durante una rueda de prensa. El obispo finalmente fue trasladado a la cárcel La Modelo de Tipitapa.
Según reproducen medios como Confidencial basados en las declaraciones de Ortega, Álvarez, a quien describió como «personaje», estaba en la fila para subir al avión pero «empezó a decir que no se iba». «Que primero tenía que reunirse con los obispos, y exige una reunión con los obispos. Cosa absurda, si hay una disposición del Estado nicaragüense, que él no puede cuestionar», afirmó Ortega.
«Frente a una decisión del Estado nicaragüense, dice que él no la acata. Es una resolución de un tribunal de justicia que lo está mandando fuera del país, y que no acata, si no se reunía con los obispos, y como los demás sacerdotes ya estaban en el avión, que le llamen a los sacerdotes, porque él tenía que hablar con ellos», prosiguió Ortega.
«Desquiciado»
El tono crítico de Ortega hacia Álvarez prosiguió de la siguiente manera:
«Lo que tenemos es un comportamiento de soberbia, de quien se considera el jefe de la Iglesia en Nicaragua, el líder de la Iglesia latinoamericana, y debe pensar que está a punto de optar el cargo de Su Santidad el papa. Está desquiciado. Ahora que llegó a La Modelo, llegó que era un energúmeno. No puede tener el coraje de Cristo, que aguantó los azotes y soportó la crucifixión. No acepta que lo metan en una celda donde hay centenares de presos».
Por último, Ortega recordó que a Álvarez –cuyo juicio acusado de conspiración y propagación de noticias falsas se había adelantado para el 15 de febrero- «se le tenía en su casa, se le hacía comida especial y había médicos que lo visitaban».
«Está irritado porque ahora sí está en la cárcel. Es la rabia de no acatar la decisión de las autoridades nicaragüenses, del Estado nicaragüense», sentenció Ortega, quien también develó que la idea de la liberación de presos políticos en Nicaragua fue idea de su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, en negociación con el embajador de Estados Unidos en Nicaragua, Kevin Sullivan.
En tanto, también trascendió que la lista original de desterrados estaba compuesta por 228 personas, pero ese número fue inferior debido a la decisión de algunos, entre ellos Álvarez, cuyo gesto de resistencia y valentía también se transforma en tema de conversación.