«Queremos expresar nuestro sentir de compañía con los jóvenes de Perú, Haití, Nicaragua, Venezuela, México y otros países del continente; quienes vienen sufriendo los estragos de los conflictos sociopolíticos en sus países, con consecuencias nefastas para la vida,».
Así se expresaron los miembros del Equipo Latinoamericano y Caribeño de Pastoral Juvenil del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) a través de una carta abierta dirigida a la juventud del continente tras una reunión a fines de enero.
Entre otras cosas, quienes suscriben, buscan mostrar cercanía en momentos en que muchos jóvenes en el continente están siendo víctimas de los efectos de los conflictos políticos y económicos, entre otros.
«A todos ustedes queremos decirles que ¡no están solos! ¡Queremos caminar con ustedes!», se expresa en el mensaje.
La nueva realidad post-pandemia
En el mensaje enviado a los jóvenes del continente también se hace referencia a la huella que ha dejado la pandemia del coronavirus y la necesidad de acercamiento a la nueva realidad post-pandemia de la que no pueden sustraerse.
«Reconociendo que durante los últimos años muchos de ellos han vivido momentos de verdadera incertidumbre y dolor; este tiempo también ha sido una oportunidad para confrontarse consigo mismo, repensar sueños, ilusiones y metas porque adheridos a las palabras del Papa Francisco “de la crisis no se sale solo, se sale arriesgando y tomando al otro de la mano”», reproduce el Celam.
«Tierra sagrada»
Según agrega el Celam, en base al mensaje del Equipo de Pastoral Juvenil, también se hace referencia que el proceso de acompañar la vida de los jóvenes del continente se inicia co una escucha empática que nace del reconocer al otro como «tierra sagrada».
En tanto, también se sumaron algunas reflexiones desde el equipo en cuanto al proceso vinculado a la pastoral en enfocada en los jóvenes en América Latina, entre ellas la de la coordinadora Yamile Morillo, quien expresó:
«El proceso de la reunión como Pastoral Juvenil Latinoamericana fue un poco lento pero porque hemos dejado a Dios ser Dios, hemos dejado espacio para que el Espíritu se manifieste. Esa es una de las principales conclusiones, porque entre tantas cosas que están sucediendo: la pandemia, la asamblea eclesial y el sínodo nos llevaron hacia este punto en el que no podemos decir que vamos a seguir el mismo proceso. Nos abrimos a dar oportunidad, dejarnos interpelar por las mociones del Espíritu. Abrir la puerta, abrir nuestro corazón a lo que Dios depare para la Pastoral Juvenil».
«Yo creo que es como un desenlace, una búsqueda, un discernimiento que desde hace mucho tiempo estamos haciendo como equipo, sobre como animar la pastoral de juventud en todo el continente y ya desde la llegada se estaba sintiendo un consenso, sobre una pastoral de juventud en salida, expuesta a la experiencia en las periferias, contemplativa, profundamente anclada en una experiencia de fe y descubriendo el rostro de Cristo en los más alejados, marginados, sufrientes y aquí hemos vivido esa experiencia», agregó monseñor Pierre Jubinville, obispo de San Pedro en Paraguay.
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