Chile vive una nueva emergencia producto de los incendios forestales iniciados la primera semana de febrero. Cada segundo que pasa se suman nuevas víctimas, aumentan los damnificados y el fuego va arrasando con más hectáreas.
Es en Santa Juana donde fallecieron 11 de las 24 personas que perdieron la vida producto de los incendios iniciados la primera semana de febrero y el 60% de su territorio ha resultado quemado. Dentro de las pérdidas de estos últimos días, se suman otras cuatro parroquias, de las 16 que tenía la comuna, solo quedan tres en pie.
«Esto implica que como comunidad cristiana no tenemos un lugar para reunirnos, estamos desafiados a reestructurar toda nuestra pastoral, sabemos que esto tomará al menos un año y en ese sentido cobra aún más fuerza el llamado que hizo el papa Francisco quien instó a buscar nuevas estructuras para la vida parroquial. Tendremos que reunirnos en las casas, buscar otros lugares, tal como lo hemos hecho estos días, donde ministros de otras parroquias han llegado a dar la comunión en las ruinas de las casas, en medio de las cenizas, esto nos mueve con fuerza y esperanza», relata a Aleteia el sacerdote Ricardo Valencia, párroco de Santa Juana.
La Virgen que salvó de las llamas
En la parroquia San Ignacio de Loyola, el fuego que arrasó con todo dejó intacta la imagen de la Virgen María, que se mantiene en pie entre las cenizas, sosteniendo la fuerza entre los damnificados.
«Lo que se ve con esto es que en medio del dolor está María, siento que está a mi lado y esto mismo es lo que la comunidad siente. Al ver que la imagen se salvó, diversas personas y familias han llegado a rezarle a la Virgen en medio de los incendios desatados», comenta el P. Valencia.
«La iglesia es una sola y eso lo hemos vivido todos estos días en las diversas muestras de apoyo y solidaridad que hemos vivido. Los que sufren, desde su dolor empatizan con el sufrimiento del otro, ahí está el espíritu de Cristo. Tengo mucha esperanza al ver la unidad de la iglesia de Santa Juana, de Concepción y las diversas muestras de apoyo que nos llegan de diversas partes del país y del mundo. Estamos con la campaña ´Apadrinar una familia’, si podemos apoyar y sacar adelante de un grupo familiar, ya estamos contribuyendo a avanzar a quienes nos necesitan», afirma el párroco.
A todo terreno
Como es característico en la labor de Cáritas Chile, desde el primer momento, los equipos de las diócesis afectadas se han desplegado en terreno, en un agotador periplo recorriendo las zonas en llamas y brindando el máximo apoyo a las comunidades.
Con pala en mano el padre Gustavo Valencia, director de la Pastoral Social Cáritas en la diócesis de Santa María de los Ángeles, estuvo ayudando a apagar el fuego junto a algunas comunidades:
«Apenas supimos de los incendios partimos a Santa Juana donde se nos avisó que estaban necesitando agua y mucho apoyo. Luego de eso seguimos rumbo a Quilleco para apoyar a los Bomberos que en ese momento estaban solos en el combate y requerían hidratación y alimentos. Luego seguimos rumbo a otras localidades cerca de Mulchén donde en un terreno mapuche se perdieron 20 casas y así seguimos rumbo a Las Pitras», expresa.
«No hemos parado, tomamos la pala y seguimos las instrucciones de lo que había que hacer para apagar el fuego. Por estos días estamos repartiendo combustible a las camionetas que están distribuyendo agua a diversas comunidades y también para las motosierras que se necesitan para hacer cortafuegos, eso mientras tenemos abiertos centros de acopio recolectando lo más urgente», prosigue.
Desde la diócesis de Chillán, su directora, la hermana Patricia Martínez relata: «La situación está muy compleja, son muchas las comunas afectadas y nuestra labor ha sido principalmente recolectar agua y alimentos, recorrer e identificar las necesidades más urgentes de las comunidades. Nos hemos desplazado hasta Portezuelo, Yungay y zonas cercanas a Chillán. Nuestro foco está ahora en ir a las comunas más alejadas, donde no llega el aporte del gobierno, ni de otras organizaciones».
Campaña solidaria nacional
Dada la magnitud de esta nueva emergencia nacional, desde Cáritas Chile se lanzó la Campaña «Enfrentemos esta catástrofe JUNTOS», que busca recaudar fondos con el fin de responder a las múltiples necesidades humanitarias que están originando los incendios, trabajando en red con organismos públicos y de la sociedad civil.
La encargada del Programa de Medioambiente, Gestión del Riesgo y Emergencias (MAGRE), Catherine Mella, comenta:
«La situación es muy compleja, las familias afectadas son del sector rural, campesinos y de comunidades indígenas, en alta situación de vulnerabilidad. Esta nueva emergencia se suma a la vivida en diciembre con los incendios que afectaron a Viña del Mar, región de Valparaíso. Nuestro trabajo continúa en reunir fondos que nos permitan en una primera instancia la Acción Humanitaria, que corresponde a asegurar agua, alimentación y artículos de primera necesidad. Pero nuestra experiencia nos indica que el mayor trabajo vendrá en las próximas semanas, cuando tengamos que apoyar en rehabilitar, reconstruir y asegurar medios de vida, fuentes de trabajo que permitan el sustento de las cientos de familias que lo perdieron todo».
Compañía, abrazo y escucha
«Al escuchar los relatos de la gente es increíble ver su fortaleza, luchan contra el fuego intentado rescatar todo lo que han logrado tener en años de trabajo. La gente ve esto como un gran siniestro, pero a su vez hablan de los milagros que han ocurrido y que han salvado la vida de familias, pidiendo a Dios que termine esta catástrofe. Nos hemos dado el tiempo para conversar y escuchar lo que tienen que contar, es una forma de desahogo y también de compartir la vida, algo muy propio de Cáritas», indica el padre Gustavo.
En tanto, la hermana Patricia expresa: «La gente agradece mucho nuestra presencia, valora que lleguemos a compartir con ellos. Yo soy de dar abrazos, siento que la cercanía con las personas es lo que nos distingue, la presencia, el contacto. Ellos se sienten acompañados, queridos, acogidos. Lo que más repiten es la palabra ‘aceptación’, aceptar lo que están viviendo y seguir adelante y para ello nos dicen que somos nosotros los que podemos animarlos en esta situación tan compleja».
Son días intensos, donde las manos y la fuerza escasean muchas veces y los equipos diocesanos se ven superados ante la magnitud del desastre, donde los incendios siguen amenazando sin dar tregua.
Seguir en la lucha, mantener la fe (como el símbolo de la Virgen intacta)
Es así, como algunos dan gracias a Dios por haber salvado con vida y estar junto a sus familias, tendrán que levantarse y empezar de nuevo, pero están juntos, otros lloran la partida de sus seres queridos que se fueron de este plano sin lograr combatir el fuego y se mantienen en oración por el descanso de sus almas, un grupo importante recorre sinuosos caminos procurando llegar con el apoyo más urgente.
Mientras a kilómetros de distancia, el humo que se ha desplazado hasta Santiago cubre su cielo, que cada minuto está más gris. El llamado es a seguir en la lucha, mantener la fe y apoyar el llamado de todos los que están trabajando para apoyar a los golpeados por esta nueva catástrofe que enluta a Chile.