Al publicar este artículo, son ya más de 5.000 las personas que han perdido la vida a causa del terremoto que ha afectado a Turquía y Siria. Además, las cifras oficiales hablan de cerca de 14.000 heridos.
Esta catástrofe nos lleva a rezar por los fallecidos y por los que sufren tanto en su cuerpo como en su alma.
Hemos podido ver, además, en las imágenes que se han distribuido a través de los medios de comunicación y las redes sociales, a multitud de personas que tratan de encontrar más víctimas entre los escombros, con temperaturas por debajo de los 0ºC.
Es difícil pensar que quedan personas con vida a las que rescatar transcurridas 72 horas después del suceso, pero a las labores de ayuda se están uniendo los equipos de varios países y siguen trabajando contra viento y marea. Nadie quiere tirar la toalla y a la vez hay que establecer prioridades para ser eficaz.
Sacerdote en la castigada Alepo
Entre las casi 2.000 víctimas del terremoto se encuentra el padre ImadDaher, un sacerdote que vivía en Siria. Atendía la parroquia de la Virgen María, de los greco-católicos melquitas de Alepo.
El padre Imad fue encontrado bajo los escombros tras el fuerte seísmo.
La noticia de su fallecimiento fue comunicada ayer por la tarde a través del perfil de Twitter de Ayuda a la Iglesia Necesitada.