"¿No es este el hijo del carpintero?
Y era para ellos motivo de escándalo".
A veces buscamos a Dios en lo extraordinario, pero lo cierto es que Él está en todas partes, también en los sitios donde transcurre nuestra vida cotidiana. En la panadería, en la habitación de los niños, en la biblioteca, en el metro,...
Podemos encontrar a Jesús en nuestra jefa, en el bebé que llora en el ascensor,... incluso "entre pucheros", como diría santa Teresa de Ávila.
Y para cuando nos cueste reconocer su presencia, es esta preciosa oración recogida en el libro 50 Oraciones para los buscadores de esperanza de Stefania Perna.
Oración
Te busco, Señor, de verdad, en mi vida cotidiana.
Y me gustaría conocerte.
Como un nuevo sentido,
como un "vino que alegra".
Para el final de la fiesta de mi boda,
para la fatigosa rutina de mis días.
Y busco con ansias algo que me sorprenda,
alguien que me haga sentir único, especial.
Al menos por una vez.
Al menos por un momento.
Pero Tú no eres "viento impetuoso" de la novedad.
Caminas por los caminos de lo ordinario.
Tú te encuentras con personas interesadas en la vida cotidiana.
Que sacan agua de la fuente, como todos los días.
Que recaudan impuestos, como todos los días.
Que preparan redes, como todos los días.
Que asisten al templo en sábado como de costumbre.
Ayúdame a no encontrar en esto motivo de escándalo
a no rechazar con desdén lo que sé
a no buscar ilusorios "en otro lado" del tiempo y del espacio,
sino amar lo que pones en mis manos,
aunque sea limitado.
Porque Tú hiciste bien todas las cosas.
Porque Tú me pides bendecir mi vida,
tu don.
Porque Tú quieres que la tome en mis manos
y la convierta en una obra maestra.
Porque Tú estás ahí,
justo donde nunca quise encontrarte.
En la realidad que quería despreciar.
En el límite que no quería reconocer.
En el hermano que no me ama como yo quisiera.
Fuente: 50 Oraciones para los buscadores de esperanza, Stefania Perna (págs. 17-18). Effata Editore