Una Misa en el lugar de los hechos, una oración interreligiosa en la ciudad en la que se lleva adelante el juicio, una colecta en su colegio, entre otros, sirvieron de marco para recordar a Fernando Báez Sosa, argentino asesinado hace tres años en unos incidentes que marcaron un antes y un después para una generación de jóvenes argentinos.
La jornada coincide con la etapa final del juicio que dirime el destino de 8 acusados por la muerte del joven estudiante universitario, perpetrada hace 3 años por otros jóvenes de la misma edad tras la salida de una discoteca durante el verano del 2020, en Villa Gesell.
“No vengo a buscar venganza: solo quiero justicia y que mi hijo pueda descansar en paz y que nosotros tengamos un poco de paz en nuestro corazón. A veces tengo ganas de contarle a Fernando de tanto cariño que recibo y decirle que todos lo aman, para que desde el más allá bendiga a todos ustedes”, expresó la madre de Fernando, Graciela, durante la oración interreligiosa en Dolores, donde se lleva adelante el juicio.
Los acompañaban, entre otros, referentes del islam, del judaísmo, de las iglesias evangélicas, del anglicanismo, de ritos afro umbandistas, y el obispo de Chascomús monseñor Carlos Humberto Malfa. Silvino, su papá, agradeció el afecto y el apoyo recibido durante el juicio, en el que una y otra vez vuelven sobre imágenes y relatos de la muerte de su hijo: “Seguimos adelante: Dios nos da la fuerza suficiente para estar acá y pedir justicia por Fernando”.
El Obispo de Mar del Plata, en cuya diócesis se encuentra Villa Gesell, monseñor Gabriel Mestre, celebró la Eucaristía en el mismo lugar y la misma calle donde al joven le quitaron la vida. Y en la homilía, invitado por las lecturas del día, abogó por la justicia: “El texto de Deuteronomio habla dos veces de justicia, haciendo referencia con claridad a una justicia por caminos justos. La justicia es necesaria para sanar, al menos en parte, el daño provocado y honrar la memoria de quien ha sido brutalmente asesinado: ‘buscar la justicia, sólo la justicia”.
A la vez, recordó el insistente pedido de los padres Silvino y Graciela de buscar la justicia, pero no la venganza. E invitó, aún en el dolor, a romper con la espiral de violencia. “Somos desafiados a romper con la espiral de violencia que se vive en muchos niveles de nuestra sociedad. ¡Sí a la paz, no a la violencia!”, pidió.
También hubo una Misa en memoria de Fernando en la parroquia Buen Pastor del barrio porteño de Caballito, en la que el joven era voluntario de distintas actividades solidarias y de caridad, como Noches de Caridad y cenas de Nochebuena.
El joven concurría al colegio Marianista de ese barrio donde en su memoria y para honrarlo, además de la oración, y a pedido de los padres, organizaron una gran colecta solidaria que permitió evocar su espíritu solidario. La colecta realizada entre los vecinos de Caballito tuvo como resultado cientos de alimentos no perecederos, gesto que se repitió en Dolores, donde Silvino agradeció: “Eso le gustaba a Fernando, ayudar a los demás”.
En el Tribunal Oral Criminal N° 1 de Dolores se dirime entre la postura de la querella y la fiscalía, que estarían pidiendo una condena que tenga como pena prisión perpetua por considerar que se trató un crimen premeditado con agravantes, y la de la defensa, que argumenta que el homicidio se dio en el marco de una riña y que no perseguía ese fin, lo que supondría una pena mucho menor para los jóvenes acusados.
Durante el juicio oral, aunque con distintos matices que fueron interpretados de manera dispar en medios de comunicación y redes sociales, algunos de los principales acusados lamentaron y se disculparon ante los padres de la víctima por lo ocurrido.
Tras las rondas de testimonios, en los próximos días tendrán lugar los alegatos de los abogados. Se espera para finales de enero la comunicación del veredicto.
Hoy celebramos a...