El papa Francisco ha recordado a su predecesor Benedicto XVI por su pasión por la evangelización, que además fue el tema de su nuevo ciclo de catequesis, iniciado durante la audiencia general de este miércoles, 11 de enero de 2023, en el Aula Pablo VI del Vaticano. «La Iglesia no hace proselitismo. Crece mucho más por “atracción”», afirmó citando al «Papa teólogo».
«Los cristianos no se anuncian a ellos mismos, ni a una ideología política», los que lo hacen son «paganos disfrazados de cristianos», afirmó el Papa que se reunió con grupos de peregrinos y fieles de todo el mundo e inició hoy el nuevo ciclo de catequesis dedicadas a la Pasión por la Evangelización y centró su meditación en el tema: "La llamada al apostolado" (Lectura: Mt 9, 9-13).
Benedicto XVI y la verdad del Evangelio
«En los últimos días hemos dado gracias a Dios por la persona, la enseñanza y el ejemplo del Papa emérito Benedicto XVI. Que su fe los estimule en su crecimiento espiritual, basado en la verdad del Evangelio y en el amor fraterno».
Lo dijo el Papa en sus saludos a los fieles polacos que vienen numerosos hasta Roma también para visitar la tumba del papa alemán ubicada en las Grutas vaticanas.
«Como nos ha enseñado el Papa Benedicto XVI, les invito a mirar con confianza a Jesucristo, el Salvador. Así podemos experimentar como el apóstol Mateo el amor y la misericordia del Señor», expresó Francisco en su saludo a los fieles de habla alemana.
Una Iglesia misionera
El Obispo de Roma remarcó que la Iglesia es misionera y cuando esta dimensión se pierde, la comunidad se enferma, se cierra en sí misma y se atrofia. Hoy reflexionó sobre la conversión de Mateo. «Todo comenzó cuando Jesús vio a un hombre, Mateo, y no lo juzgó por lo que hacía —era un publicano— sino por su realidad íntima, con sus virtudes y sus defectos».
Ser testigo de la alegría
Mateo - dijo el Papa - se levantó, dejó su puesto de autoridad y sus seguridades, y se puso a disposición de Jesús, en una actitud de servicio a los demás.
Mateo no se fue a un lugar lejano e idílico, sino que regresó a su casa. Al volver, ya no era el mismo. El encuentro con Jesús lo había cambiado, convirtiéndolo en un auténtico testigo de la alegría del Evangelio.
No debemos esperar a ser perfectos
El Papa insistió que no debemos esperar a ser perfectos y haber recorrido un largo camino detrás de Jesús para dar testimonio de Él. Pues, afirmó: «Nuestro anuncio comienza hoy, allí donde vivimos. Y no comienza tratando de convencer a los demás, sino testimoniando cada día la belleza del amor que nos ha mirado y resucitado».
La belleza convence, no la ideología
Entonces, insistió que si tenemos esta belleza en el corazón, «es comunicando esta belleza como se convence a la gente, no nosotros», precisó sin hojas en la mano: «Nosotros somos los que anunciamos al Señor, no nos anunciamos a nosotros mismos ni una ideología política».
Y agregó: «No, es Jesús quien nos pone en contacto con la gente, sin convencerla, buscando que el Señor la convenza». Por eso, recordó la memoria de Joseph Ratizinger: «la Iglesia no hace proselitismo». «Cuando vean a cristianos haciendo proselitismo, haciendo una lista de personas, estos no son cristianos, son paganos disfrazados de cristianos, tienen corazones paganos».
«Este testimonio atractivo y alegre es la meta a la que nos lleva Jesús con su mirada de amor y con el movimiento de salida que su Espíritu suscita en el corazón».
Una anécdota sobre las monjas coreanas
A continuación, el Papa relató un episodio ocurrido en un hospital de Buenos Aires, cuando un grupo de monjas coreanas acudió a ayudar.
Al día siguiente de tomar posesión de la casa, «bajaron a visitar a los enfermos, pero no hablaban ni una palabra de español, sólo hablaban coreano. Y los enfermos estaban contentos: 'Estas monjas son buenas. ¿Qué te dijeron?’- “Nada, pero con su mirada me hablaron”-. Comunicaron a Jesús, no a sí mismas. Comunicar a Jesús, no a nosotros mismos: ése es el atractivo, contrario al proselitismo’».
La Audiencia General concluyó con el rezo del Pater Noster y la Bendición Apostólica.