"El año, que se abre bajo el signo de la Madre de Dios y nuestra, nos dice que la llave de la esperanza es María, y la antífona de la esperanza es la invocación Santa Madre de Dios", afirmó Papa Francisco durante la misa presidida en la Basílica de San Pedro.
"Recemos a la Madre de modo especial por los hijos que sufren y y a no tienen fuerzas para rezar, por tantos hermanos y hermanas afectados por la guerra en muchas partes del mundo, que viven estos días de fiesta en la oscuridad y a la intemperie, en la miseria y con miedo, sumergidos en la violencia y en la indiferencia", explicó el Papa.

De igual manera pidió encomendar "a la Virgen a nuestro amado Papa emérito Benedicto XVI para que le acompañe en su paso de este mundo a Dios".
En su homilía, Papa Francisco renovó su petición por la Paz y pidió que nos fijemos en los pastores: "El Evangelio subraya de los pastores, sobre todo, dos gestos muy sencillos, que, sin embargo, no siempre son fáciles. Los pastores fueron y vieron: ir y ver".

"Hoy, al comienzo del año, en lugar de sentarnos a pensar y a esperar que las cosas cambien, nos vendría bien preguntarnos: Yo, ¿hacia dónde quiero ir este año? ¿A quién voy a hacer el bien?", explicó, añadiendo: "Redescubramos, en el impulso de ir y en el asombro de ver, los secretos para hacer este año verdaderamente nuevo".
Tras la misa, Papa Francisco presidió el rezo del Ángelus desde la Plaza de San Pedro. En él, recordando que hoy es la Jornada Mundial de la Paz mostró: "Ante las crisis personales y sociales que vivimos, ante la tragedia de la guerra, 'estamos llamados a afrontar los retos de nuestro mundo con responsabilidad y compasión. Y podemos hacerlo si cuidamos los unos de los otros y, todos juntos, cuidamos nuestra casa común."