¿Qué es la vida? La biología, la física o la filosofía pueden aportar respuestas. Pero la religiosa María Gracia Martín nos ofrece, sin pretenderlo, la clave, en las reflexiones y oraciones que comparte con Aleteia.
A la capacidad de nacer, respirar, evolucionar, reproducirse y morir, al intercambio de materia y energía o el tiempo que interviene en ese desarrollo, ella añade algo esencial.
Esta monja mayor nos habla de la Vida, con mayúsculas:
«¿Cómo veo yo la Vida? Como AMOR encarnado en mis entrañas, como alegría, paz y fuente de luz.
¿Cómo oigo yo la Vida? Dios me regala cada día su Corazón lleno de música amorosa.
Todo es, para mí, belleza escuchada y contemplada en anchura, profundidad y altura».

Una monja mayor en un convento, igual que un joven estudiante, una madre de familia o un profesional, pueden vivir esa experiencia. Gracia Martín la resume con palabras bíblicas: el Señor «me ha sacado del dominio de las tinieblas».
¿Cómo se logra esa Vida?
La religiosa comparte algunos momentos de su vida cotidiana que le permiten alcanzarla:
«Llegué al coro, me postré sobre el altar y quedé prendida en el silencio.
Me di cuenta de que Dios me esperaba, me abrí y escuché…
¿Qué oí, qué entendí? Dios desea mucho ser escuchado («Escucha, Israel»).
Instruye mucho escuchar a Dios. ¿Qué se aprende? A amar desde Él.
A esperar en Él, a gozar, a cantar sus alabanzas, a compartir… A caminar hacia delante.
En la escuela de María he aprendido a vivir abierta ante Dios a ver, a oír…
«Lo que existía desde el principio, lo que hemos visto y oído os lo anunciamos» (1 Jn 1, 1-4).
La Vida se hizo visible.
Gracias por los ojos profundos que me has regalado para verte pasar por mi vida».
