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«La sotana no hace santo a nadie, el hábito no hace al monje». Aquí una de las tantas frases pronunciadas por Ortega este 19 de diciembre durante el acto de la XXV Graduación de Licenciados en Ciencias Policiales en Nicaragua.
Se trata de un nuevo capítulo de la escalada verbal –que también se ha confirmado en acciones- de Ortega contra sacerdotes y obispos en Nicaragua, sitio donde se ha incrementado la persecución contra la Iglesia en los últimos meses.
Las protestas de Masaya en 2018, el disparador
El discurso reciente, que acontece a poco tiempo de haber llamado «dictadura perfecta» a la Iglesia, surgió en el marco del recuerdo de lo que fue el operativo acontecido en 2018 en Masaya cuando la Policía reprimió las manifestaciones de abril.
Lo acontecido en aquella oportunidad de alguna manera representó un punto de inflexión en el vínculo entre el régimen y la Iglesia debido a las denuncias de parte de religiosos católicos por los abusos de derechos humanos, además de haber recibido a víctimas en los templos.
Precisamente, lo sucedido hace cuatro años fue el punto de partida durante el discurso para volver a criticar a los miembros de la Iglesia.
«Los ataques eran de diferentes cuarteles todos los días y salían de algunos templos, no de todos, pero sí de algunos donde estaban los fariseos, los sepulcros blanqueados. En departamentos donde incluso abiertamente salieron algunos curas con la sotana manipulando los santos para llamar al derramamiento de sangre», expresó Ortega, tal cual reproducen agencias y medios locales como Despacho 505.
«En otros sitios, incluso, algunos obispos», continuó.
«Los obispos somocistas»
En otro de los pasajes de su discurso, Ortega recordó que en tiempos de su juventud la cúpula de la Iglesia católica en Nicaragua era somocista (esto en relación al régimen dictatorial que gobernó Nicaragua entre 1937 y 1973) en el entendido de que los obispos predicaban el somocismo y lo santificaban, prosigue Despacho 505.
Fue ahí donde Ortega citó incluso al arzobispo fallecido José Antonio Lezcano por bendecir las armas de las tropas de Estados Unidos en Nicaragua.
«Fíjense, la cúpula de la Iglesia católica en Nicaragua, los obispos, todos eran somocistas, predicaban el somocismo, en nombre de Dios santificaban el somocismo, sí, eran somocistas, y la mayor vergüenza», estableció Ortega.
«Nunca le tuve respeto a los obispos, no podía creer a los obispos. Hay algunos sacerdotes que le tenía respeto cariño, a otros pues no podía tenerles respeto ni cariño, por sus actitudes», agregó.