«Bendecir este pesebre es reafirmar una antigua tradición de nuestra Iglesia, inspirada en San Francisco de Asís, de recordarnos que caminamos en un mundo en medio de muchas luchas, pero que no estamos solos. Por lo tanto, el Pesebre en cada iglesia, en cada casa y en las calles es exactamente el recordatorio de que hay un solo Señor y Salvador, Cristo Jesús».
Estas palabras pertenecen a al obispo de Belo Horizonte, quien en los primeros días de diciembre bendijo un pesebre más que particular en la catedral de Cristo Rey.
En efecto, detrás del nacimiento que fue presentado a los fieles y peregrinos en esa zona de Belo Horizonte, se encuentra una representación creada «en un momento muy especial de unión y fraternidad», tal cual recuerda la Iglesia de Brasil.
Un homenaje a los ancianos
La encargada de afirmar que se trata de un pesebre que rinde homenaje a los ancianos fue precisamente una de sus creadoras, la artista a plástica Sônia Toledo, de 72 años, quien lo desarrolló junto a su padre, el médico Jair Ferreira Toledo, que tenía 103 año en ese momento.
Se trata de imágenes moldeadas en barro y tanto las figuras humanas como la de los animales fueron hechas durante la pandemia del coronavirus. El trabajo duró ocho meses, prosigue la Iglesia de Brasil.
Gracias a esto, el médico y protagonista en este trabajo descubrió con más de 100 años de vida sobre esta tierra una nueva vocación cuando creó el belén, tal cual se agregó.
Con respecto a la división de tareas, mientras Sônia se encargaba de las figuras humanas, Jair se ocupaba de los animales.
«La hija y el padre trabajaron codo con codo construyendo pacientemente a cada miembro de la escena. Jair Toledo moldeó decenas de animales. Sônia, además de las figuras humanas, pintó el fondo con la estrella de Belén. Contaron con ayudantes y ahora el belén, listo, espera la llegada de su personaje más importante: el Niño Jesús», prosiguió la nota publicada por la Iglesia de Brasil.
«El creador fue muy amable conmigo»
Jair murió en enero de 2022 a la edad de 104 años, pero el trabajo que desarrolló en la última etapa de su vida permanecerá en el mejor de los recuerdos. Y hasta se animó a afirmar lo siguiente –con sencillez y sabiduría- cuando finalizó su labor:
«El creador fue muy amable conmigo, me permitió llegar a esta edad trabajando en algo tan placentero. Hasta los 86 años seguía trabajando como médico, era obstetra y clínico, pero no hacía medicina para ganar dinero, lo hacía para facilitar la vida de mis semejantes».