El trabajo más arduo estuvo a cargo de 120 voluntarios. Sin embargo, a la hora de conocer los motivos no queda más que la admiración por la entrega y solidaridad.
En efecto, según informó la propia Iglesia de Brasil, uno de los legados del Congreso Eucarístico Nacional (el número 18) de ese país sudamericano fue la inauguración del espacio llamado «Casa del Pan».
Fue a través de esta acción en Recife, que tiene mucho que ver con la entrega de Jesús al hacerse pan y vino, que de alguna manera se materializó el amor hacia las personas más necesitadas.
Durante la apertura de la «Casa del Pan» se ofreció un desayuno con 1.000 comidas para los obispos y beneficiarios del proyecto. La preparación de la comida comenzó bien temprano, a eso de las 5.30 de la mañana, y el papel de esos voluntarios –que ya realizaban labores vinculadas a ONG y la «Pastoral de la Calle» en una zona de Brasil- fue fundamental.
También se informó que las «mil comidas fueron puestas sobre la mesa y servidas en loncheras en una estructura que se instalará en el mismo patio, y ofrecieron -entre las opciones del menú- cuscús, torta, bocadillo, jugo y café».
Los servicios y un ejemplo a imitar
Más allá del aspecto alimenticio, y que tiene mucho que ver con el congreso eucarístico que de alguna manera lo impulsó, en la «Casa del Pan» se ofrecerán varios servicios, según prosiguió la Iglesia de Brasil.
Por ejemplo, una lavandería para que las personas sin hogar puedan limpiar adecuadamente su ropa. También se hacía referencia a baños y duchas, además de un área para cuidados básicos de higiene personal.
Lo propio con respecto a otros aspectos como servicios médicos, psicológicos y legales. «Contará también con grupos de apoyo, talleres y cursos profesionales, cafeterías, además de una capilla para actividades religiosas y una panadería, para autoconsumo y venta de productos en el lugar», agregó la Iglesia de Brasil.
Por último, se indicó que el mantenimiento de la «Casa del Pan» «estará a cargo de los voluntarios y del diaconado de la Arquidiócesis de Olinda y Recife, en colaboración con instituciones públicas y privadas».
Fue así como lo sucedido en este Congreso Eucarístico Nacional, celebrado entre el 11 y 15 de noviembre, de alguna manera sirve de ejemplo para imitar en otras situaciones en países de América Latina, algo que deja de manifiesto que además de las reflexiones, la «cultura del encuentro» también se plasma en nobles acciones de amor a los demás. Lo mismo que hizo Jesús en la noche de su entrega.