"El demonio conoce mi alma enferma y me seduce mostrándome como posible lo que deseo"
He sentido una urgencia vital por escribirte de este tema. Y es que ya poco nos hablan del pecado, el demonio, el infierno. Como si fuese un tema que es mejor no mencionar para no herir susceptibilidades.
Pero es una realidad que no podemos obviar. Es conocido el caso del penitente que se confesó con el Padre Pío y se dio este diálogo:
—Padre Pío, no creo en el infierno.
—Ya creerás cuando te encuentres allí.
Vivimos absortos en este mundo, olvidando nuestra alma inmortal. Alimentamos nuestros cuerpos, hacemos ejercicios para fortalecerlos, les damos placeres mundanos. Y nuestras almas... las llevamos desnutridas, llenas de pecados, sin imaginar el triste destino que nos espera de no cambiar nuestros hábitos y actitudes.
"Orad y haced sacrificios"
Me gusta mucho repetir y recordarte, amable lector, la dolorosa solicitud que la Virgen hizo en Fátima (agosto de 1917) a Jacinta Marto, a su hermano Francisco y a su prima Lucía Dos Santos, los niños pastores, para advertir a la humanidad de la tragedia que estamos viviendo:
“Orad, orad mucho y haced sacrificios por los pecadores.
Son muchas almas las que van al infierno
porque no hay quien se sacrifique y rece por ellas”.
Vivimos sumergidos en las tentaciones -es inevitable- y dependemos de nuestra fortaleza espiritual para vencerlas. Las Sagradas Escrituras en 1 Corintios 10, 13 nos advierten para que no estemos desprevenidos:
"De hecho, ustedes todavía no han sufrido más que pruebas muy ordinarias. Pero Dios es fiel y no permitirá que sean tentados por encima de sus fuerzas. En el momento de la tentación les dará fuerza para superarla"
En mi caso las grandes tentaciones tienen su historia y motivo. No son de casualidad. Llegan sin que las espere, de golpe, tratando de encontrarme desprevenido. Casi siempre cuando tengo serias dificultades y descuido la oración. Qué gran casualidad. ¿Te ocurre igual?
Podemos vencer
Puedo vencer esas fuertes tentaciones, muchas veces a punto de caer, porque valoro muchísimo mi estado de gracia como un tesoro que se me dio para custodiar, y tengo conciencia de ello.
La oración constante fortalece el alma igual que los sacramentos y la lectura de la Biblia.
Me aferro a la cercanía de Jesús que siempre me tiende su mano de hermano para sacarme adelante, y a los cuidados de nuestra Madre del cielo, la Inmaculada Concepción, la siempre Virgen María, que me cuida y protege con esmero y ternura.
A veces cuando sé que puedo caer, y siento flaquear mis fuerzas, acudo a María, nuestra Madre celestial.
Le pido su ayuda rezando el Rosario o rezo con fervor esta bella oración que mi mamá nos enseñó de niños a mis hermanos y a mí, compuesta por la sierva de Dios sor María Romero:
"Pon tu mano, Madre mía,
ponla antes que la mía.
María Auxiliadora, triunfe tu poder y misericordia.
Líbrame del demonio y de todo mal
y escóndeme bajo tu manto.
Amén".
El demonio te está tentando
El demonio (qué astuto es) te quiere sacar del camino y sumergirte en el pecado y la desesperación.
Sabe que un pequeño pecado, que parece insignificante, es la puerta de entrada a otro más grande.
Y así se va hasta que consigue su meta y cometes un pecado mortal y te alejas de Dios, pierdes su amistad y quedas vulnerable a todo lo que venga detrás.
Te haré una pregunta: ¿cuál es tu mayor tentación? ¿Te animas a luchar contra ella para superarla? Te ayudamos a reflexionar sobre ello y a descubrirlo con este maravillo escrito de Padre Carlos Padilla en Aleteia. No te lo pierdas, es magnífico.
Puedes ganar
No te preocupes. Al final, todos somos probados. Es parte de la vida. Lo importante es no caer y si caes, levantarte rápido con una buena confesión sacramental.
El maligno te desprecia y te odia como jamás podrías imaginar. No soporta que hayas sido creado a imagen y semejanza de Dios, que vivamos en Dios y que el Padre celestial nos ame.
Se pregunta indignado cómo puede Dios amar a una creatura que él considera insignificante.
Es curioso: el papa Francisco es uno de los Papas que más ha hablado del demonio y nos pide que nos cuidemos, recemos por nosotros, nuestras familias y la Iglesia. Ha dicho:
"Satanás no es una cosa difusa, es una persona"."Con Satanás no se puede dialogar porque es más inteligente que nosotros".
También nos ha dicho cómo vencer al príncipe del mal. En Aleteia recogimos sus reflexiones para ti:
El demonio te conoce bien, te ha estudiado y golpea sutilmente tu debilidad. Si no puede contigo, te crea dificultades para desanimarte y que abandones la oración.
Si dejas de rezar estás perdido. El alma como el cuerpo tiene sus defensas, si las pierdes, caes en la enfermedad o el pecado.
Reza y confiésate bien
Antes de seguir, quiero comentarte algo que cambiará tu perspectiva del pecado. Vi una charla del padre Javier Olivera Ravasi. La dio en Colombia en octubre del 2022. La encontré de casualidad y no pude dejar de verla hasta el final.
Me sorprendió porque es un tema que en la Iglesia casi no escuchamos. Créeme, te va a encantar, no tiene desperdicio. 100% recomendada. Sus palabras enganchan y edifican. Te aseguro que si dedicas unos minutos a verla, cambiará tu perspectiva de la vida. Te dejo el enlace:
Estimado lector, ánimo, a ser santo para Dios.
¿Serías tan amable de rezar por nosotros en Aleteia? Rezaremos por ti.
¡Dios te bendiga!