Las hermanas de la comunidad de la Abadía de Notre-Dame de Fidélité de Jouques, en Provenza, Francia, han publicado grabaciones de su maravilloso canto gregoriano para ayudar a aliviar las dificultades del mundo de hoy.
Las grabaciones son de uno de los esfuerzos de producción de audio más grandes que jamás se haya iniciado. Llevó 3 años compilarlas.
El músico estadounidense John Anderson grabó a las monjas francesas cantando sus oficios diarios durante tres años completos.
A un ritmo de 8 cánticos grabados por día, eso es aproximadamente 8760 grabaciones de los diversos cánticos cantados a lo largo de cada año.
The Guardian informó que Anderson se quedó con más de 7.000 horas de música para mezclar y masterizar.
Una audaz respuesta ante el aislamiento
Cuando las hermanas se vieron obligadas a cerrar su abadía al público debido al aislamiento mundial por el coronavirus, pensaron que sería bueno lanzar algunas de sus grabaciones para la Semana Santa.
Entonces llevaron a la gente siete cánticos bellamente interpretados en su canal de Youtube Neumz, y después grabaron más.
Su catálogo de miles de cantos sagrados católicos se lanzó en el sitio web de Neumz, que es el sitio oficial de lo que denominan el proyecto de grabación más grande de la historia.
El sitio de Neumz proporciona al usuario las grabaciones y partituras para seguirlas. No solo es una herramienta educativa invaluable, sino que además preservará estos cánticos antiguos mientras dure Internet.
Todo empezó con una visita al convento
Anderson explicó a The Guardian que la idea surgió después de que su tía entrara en la Abadía de Notre-Dame de Fidélité de Jouques. Mientras visitaba a su tía experimentó el canto sublime y deseó compartirlo con el mundo:
"La comunidad vive en comunión con la naturaleza y en tranquila contemplación. Su vida está regulada por el ritmo de la oración y el trabajo", explicó.
"La simple belleza de su canto" le había influido profundamente, dijo, y "en la sensación del tiempo, con tanta concentración era posible lograr mucha tranquilidad".
Anderson obtuvo el permiso de la orden e instaló discretos micrófonos en su capilla. Comenzaba la grabación cuando las hermanas entraban en ella, y la detenía cuando salían, lo que significa que Anderson escuchaba cada nota de cada canto, todos los días.
Todos los ingresos del proyecto se destinarán a apoyar a las monjas, así como a su convento hermano en África.
Los interesados pueden suscribirse a su boletín en el sitio web de Neumz para recibir una notificación cuando se lance la música y las aplicaciones, así como noticias de la comunidad de monjas benedictinas.