Catalogado como uno de los mártires norteamericanos, san René Goupil es bien conocido tanto por su santidad como por su práctica médica.
Era un joven francés que se ofreció como voluntario para ser misionero laico con los jesuitas en Nueva Francia. Antes de su martirio fue aceptado como hermano lego en la Compañía de Jesús.
Un artículo publicado en la Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU. explica:
“Goupil era un barbero-cirujano y, como tal, ocupaba un lugar más bajo en el orden jerárquico médico de la época que los cirujanos propiamente dichos o los médicos. Sus funciones principales habrían sido la sangría y el vendaje de heridas”.
Un gran apoyo en la misión
Goupil practicó bien estos deberes y demostró ser un activo valioso para los misioneros jesuitas.
“Goupil, con su experiencia quirúrgica en curar heridas, resultó útil en el Hôtel-Dieu. Para la Relación de 1640, una de las Hospitalarias informa sobre el caso de Lazare Petikouchkaouat, “aquejado de llagas muy dolorosas” que eran “grandes y profundas” y estaban podridas. Lázaro, claramente llamado así por el pobre hombre aquejado de llagas en la parábola de Jesús de Lázaro y Dives (Lc 16, 19-31), “amaba particularmente al joven [presuntamente Goupil] que se ofreció a sí mismo a nuestro hospital para ayudar a los pobres pacientes; pero luego hay que confesar que este buen joven lo socorrió con una caridad que no puede ser suficientemente alabada. Llamó a este paciente su consuelo”.
Además, san Isaac Jogues, “le pidió a su superior jesuita que enviara a Goupil al país de los hurones con él ‘porque los hurones tenían una gran necesidad de un cirujano’”.
A pesar de su habilidad médica entre los nativos, una tribu local lo emboscó y sufrió muchas torturas antes de morir.
Desde su muerte, René Goupil se convirtió en un poderoso intercesor de los cirujanos. La Asociación Estadounidense de Enfermeras Anestesistas incluso lo reconoció como su patrono.
Hoy celebramos a...