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El Papa sobre una posible guerra nuclear: ¿Por qué no aprendemos de Juan XXIII?

JOHN XXIII
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Ary Waldir Ramos Díaz - publicado el 10/10/22
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El 25 de octubre de 1962, el papa Roncalli evitó una guerra nuclear entre EE.UU y URSS, la conocida "crisis de los misiles de Cuba"

«No podemos olvidar el peligro de guerra nuclear», clamó el papa Francisco. «¿Por qué no aprender de la historia?». Lo dijo este domingo desde la Plaza de San Pedro (Ángelus 09.10.2022). 

Así recuerda el peligro de un conflicto bélico nuclear y lo hace implícitamente rememorando la figura de su predecesor san Juan XXIII, «a propósito del inicio del Concilio, hace 60 años». 

Precisamente, el Papa que abrió el Concilio Vaticano II fue determinante en evitar una guerra atómica entre las dos super potencias de entonces, los Estados Unidos y la Unión Soviética en octubre de 1962: 13 días de extrema tensión bélica. 

Ambas naciones estuvieron al borde de declararse guerra abierta y sin exclusión de usar sus armas nucleares a causa del incidente de la crisis de los misiles de Cuba, los cuales apuntaban hacia el territorio estadounidense, desde la isla caribeña (a penas 145 kilómetros de distancia) que alojaba bases de misiles nucleares de alcance medio del ejercito soviético.

«¿Por qué no aprender de la historia? También en aquella época había conflictos y grandes tensiones, pero se eligió la vía pacífica», explicó el papa Francisco. «Está escrito en la Biblia: “Así habla el Señor: ‘Deténganse sobre los caminos y miren, pregunten a los senderos antiguos dónde está el buen camino, y vayan por él: así encontrarán tranquilidad para sus almas” (Jer 6,16)

Juan XXIII su intermediación en la crisis de los misiles 

Cabe recordar que en plena Guerra Fría, el papa Juan XXIII fue intercesor de la paz y para encontrar un acuerdo entre los lideres John F. Kennedy y Nikita Jrushchov. 

Debido a la mediación del Papa Roncalli se obtuvo la retirada de los misiles nucleares soviéticos instalados en Cuba. Además de la creación de una línea de comunicación directa entre la Unión Soviética y los Estados Unidos a través del teléfono rojo. 

De hecho, fue el propio Kennedy quien pidió a Roncalli, que hiciera de puente con el Kremlin. La intervención del Papa tuvo lugar a través de un mensaje radiofónico, entregado primero a los embajadores de Washington y Moscú, y emitido después por Radio Vaticano a las 12 horas del jueves 25 de octubre. 

Hablando en francés, el Papa hace un ferviente llamamiento para establecer y consolidar el bien supremo de la paz, tocando las conciencias de millones de personas: «Señor, escucha la súplica de tu siervo, la súplica de tus siervos, que temen tu nombre». 

«Mientras se inaugura el Concilio Vaticano II, en la alegría y la esperanza de todos los hombres de buena voluntad, he aquí que se oscurecen nubes ominosas», afirmaba Juan XXIII reflexionando sobre la inminencia de un conflicto atómico. 

Y añadió «Con la mano en la conciencia, que escuchen el grito angustioso que, desde todos los puntos de la tierra, desde los niños inocentes hasta los ancianos, desde los individuos hasta las comunidades, se eleva al cielo: ¡Paz! ¡Paz!»

La solemne súplica del Papa Juan XXIII

Luego se dirigió a los lideres involucrados en la disputa: «Hoy renovamos esta solemne súplica. Imploramos a todos los gobernantes que no hagan oídos sordos a este grito de la humanidad. Que hagan todo lo que esté en su mano para salvar la paz. Así evitarán al mundo los horrores de una guerra cuyas terribles consecuencias no se pueden prever.»

Juan XXIII insistía: «Que sigan negociando, porque esta actitud leal y abierta es un gran testimonio para la conciencia de todos y ante la historia. Promover, favorecer y aceptar el diálogo, a todos los niveles y en todo momento, es una regla de sabiduría y prudencia que atrae la bendición del cielo y de la tierra».

Entre el 26 y el 27 de octubre llegaron a Washington dos importantes cartas procedentes de Moscú, en la primera de las cuales se aceptaban gran parte de las exigencias estadounidenses (eliminación de los misiles a cambio del compromiso de no realizar actos de agresión contra Cuba). 

Asimismo, la diplomacia pudo reanudar su trabajo y las negociaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética condujeron a una resolución de la crisis. 

Pacem in Terris

La dramática experiencia de la crisis cubana convenció aún más a Juan XXIII de la urgencia de un renovado compromiso con la paz. De esta conciencia surgió -en abril de 1963- la Encíclica Pacem in Terris. Además citada por Francisco varias veces en Fratelli Tutti.

Volviendo a nuestros días, la guerra en Ucrania sigue quitándole el sueño a Europa y al mundo. Por su parte, el Papa latinoamericano exhorta a seguir el camino de la paz en varias alocuciones, más de 80, desde que inició el conflicto hace siete meses. 

Mientras la puerta del Kremlin sigue estando cerrada a la mediación de la Santa Sede, el Papa sigue ofreciendo su intermediación para poner fin a la guerra entre Rusia y Ucrania.

«¿Por qué no aprender de la historia? Quizás se pueda repetir… la parte ‘buena’, que tuvo como protagonista al ‘Papa bueno’ e hizo prevaler la razón sobre la violencia . 

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