En enero de 2010, la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica – el organismo del Vaticano encargado de los religiosos – publicó un decreto que ordenaba "la remoción del P. Carlos Buela del oficio de Superior General del Instituto del Verbo Encarnado"; y su obligación de residir en un monasterio francés, sujeto a la autoridad del abad.
Un instituto religioso intervenido
Carlos Buela, sacerdote nacido en Buenos Aires en 1941, fundó el Instituto del Verbo Encarnado (IVE) en la diócesis argentina de San Rafael; y tuvo problemas tanto con el obispo local como con la Conferencia Episcopal de aquel país. Esto motivó el nombramiento de tres comisarios pontificios sucesivos "cuya obra fue sistemáticamente rechazada", según relata el decreto de 2010.
Más tarde fue acusado de conducta sexual inapropiada con jóvenes vinculados al IVE (todos ellos mayores de edad); por lo que el Vaticano le pidió explicaciones, que ofreció con detalle, atribuyendo todo a "un plan de desestabilización" de la realidad que había fundado, orquestado por los obispos argentinos.
Sin embargo, la Santa Sede consideró dicha explicación "privada de todo fundamento", mientras que los testimonios que sustentaban las acusaciones eran "totalmente atendibles"; de forma que "la veracidad de los hechos está probada sobre todo a partir de las declaraciones de las víctimas" por su "multiplicidad y convergencia".
Pronunciamientos del Vaticano y de la diócesis
Todo esto motivó el decreto y las medidas ya explicadas, aprobadas específicamente por el papa Benedicto XVI en el año 2009. A pesar de tratarse de una decisión papal, el IVE puso grandes dificultades a los pastores de la Iglesia que se nombraron con el cargo de "comisarios pontificios" para encargarse interinamente del instituto.
En diciembre de 2016, la diócesis de San Rafael (Argentina) explicó en un comunicado que "la Santa Sede determinó la veracidad de las denuncias y la imputabilidad al padre Buela de comportamientos impropios con mayores de edad".
Además, recordaba cómo el Vaticano "estableció que le está prohibido del modo más absoluto tener comunicación con los miembros del IVE; tampoco puede hacer declaraciones ni aparecer en público, ni participar en ninguna actividad o encuentro, sea personalmente, o sea por cualquier otro medio de comunicación".
El cardenal español Santos Abril y Castelló, arcipreste de la basílica papal de Santa María la Mayor, es el actual comisario pontificio y superior general del IVE. Él es quien ha protagonizado la noticia más reciente – y preocupante – sobre la congregación religiosa.
La última carta
La novedad en el caso es que en estos días se ha hecho pública la carta que le ha dirigido Santos Abril al padre Gustavo Nieto, ex superior general del IVE (con copia a todos los religiosos). En ella, tras recordar que "el Comisario Pontificio junto con su Consejo constituye el único gobierno del Instituto", señala la realidad con la que se está encontrando últimamente.
"Compruebo con dolor la existencia de un gobierno en la sombra, como ha sucedido con todos los anteriores Comisarios. Lo cual resulta muy triste; pues además de constituir una clara desobediencia a lo establecido por la Santa Sede, en nada ayuda al presente y futuro del Instituto", afirma en su misiva.
El cardenal ha decidido intervenir tras haber sido alertado por religiosos del IVE y por informaciones que aparecen publicadas por la misma congregación en Internet. En efecto: Santos Abril ha visto cómo Gustavo Nieto sigue ejerciendo de facto como superior general en diversos actos públicos o en reuniones internas.
No sólo eso: el comisario pontificio muestra su preocupación por la organización de una peregrinación a los lugares relacionados con San Luis María Griñón de Monfort; que el IVE ha realizado coincidiendo con el aniversario de la ordenación sacerdotal del fundador, Carlos Buela. Una situación que deja perplejo al purpurado español.
Decisión disciplinaria
"En estos más de tres años como Comisario Pontificio, en todo momento he tratado de actuar con paciencia y cercanía a los religiosos del IVE; evitando tomar decisiones más duras, aunque las considerase necesarias. Hoy, sin embargo, creo en conciencia que no puedo menos de hacerlo", confiesa.
Por ello, aunque no llega a ordenar cancelar la celebración de la peregrinación – que ha tenido lugar los días 6 y 7 de octubre –, prohíbe expresamente "que en el futuro se realice cualquier tipo de actividad semejante sin mi conocimiento y permiso previo"; recordando a Gustavo Nieto que continúa bajo su jurisdicción y le prohíbe cualquier tipo de desplazamiento sin su permiso explícito.
Graves acusaciones probadas
La dureza de estas palabras se explica por lo que se ha demostrado sobre la figura de Carlos Buela; sobre él pesa "una gravísima sentencia condenatoria", como recuerda el cardenal Santos Abril. Por ello le pide que "tome conciencia de la gravedad y de lo inconveniente que es para el futuro del Instituto el ensalzamiento de la persona" del fundador. Y recuerda la prohibición formal de cualquier acto que ensalce a Buela.
Otro procedimiento que prohíbe, como comisario pontificio, es el de las comunicaciones generales del ex superior general a los miembros del IVE; incluyendo lo que tenga que ver con el mundo digital, publicación en páginas web y redes sociales; "y otras formas de comunicación que puedan ser relacionas directa o indirectamente a usted".
La carta concluye con unas palabras que reiteran la gravedad de la situación y la necesidad de las medidas restrictivas tomadas, por duras que parezcan.
"Como usted comprenderá, la paciencia tiene un límite; y, si hasta el momento yo y mi Consejo hemos tratado de ser respetuosos con el IVE en las decisiones tomadas, no descarto que en el futuro deberá adoptarse otro tipo de decisiones mucho más tajantes; para reconducir, en la medida de lo posible, el camino del Instituto del Verbo Encarnado y dirigirlo por senderos de purificación y conversión", escribe Santos Abril.