Con este ejercicio, inédito en la historia cubana desde 1959, cuando Fidel Castro asumió el poder, Cuba se convierte en el noveno país de América Latina en aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo.
No todo es propaganda oficial
El Código de Familias fue aprobado por 66.85 por ciento de los cubanos que fueron a votar en el referendo del pasado 25 de septiembre. De acuerdo con el recuento de las autoridades cubanas, el 33.16 por ciento le dio la espalda.
Considerando que la propaganda oficial por el Sí fue apabullante, y que el referendo se realizaba tras un largo proceso de adoctrinamiento, el resultado final –si no fue una táctica para simular equilibrios—resultó sorprendente.
Los resultados oficiales del referendo fueron dados a conocer en conferencia de prensa por la presidenta del Consejo Electoral Nacional, Alina Balseiro, quien ocupa ese cargo desde julio de 2019.
Norma “justa, adecuada y moderna”
Desde entonces, cuando se realizó una consulta popular para cambiar la Constitución que en esta materia databa de 1975, el Gobierno presidido por Miguel Díaz-Canel insistió en que el No sería un retroceso.
“El Código de Familias es una norma justa, necesaria, actualizada, moderna y que da derechos y garantías a todas las personas, a todas las diversidades de familias, de personas, de credo", dijo Díaz-Canel al depositar su voto.
El referendo tuvo, sin embargo, una baja participación (69 por ciento de los 8.8 millones de cubanos habilitados para votar) si se compara al ejercicio de 2019, en el que con 81 por ciento de participantes se avaló la nueva Constitución.
Un Código “revolucionario”
El fantasma del 11 de julio de 2021 y la oleada de detenciones que se produjeron ese día y en semanas y meses posteriores, han podido orillar a muchos cubanos a salir al exilio o a protestar de otra forma en la isla.
Cuba se sacudió un modelo de familia del pasado y ahora tiene “un Código revolucionario, inclusivo y democrático", según dijo en su momento Homero Acosta, secretario de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Además de legalizar el matrimonio homosexual y la adopción para parejas del mismo sexo, permite reconocer legalmente a varios padres y madres, además de los biológicos, así como la gestación subrogada, “sin fines de lucro”.
El reclamo de los obispos
En su momento, los obispos de Cuba habían señalado que "el matrimonio entre hombre y mujer, que es la base natural de la familia, no puede ser desplazado o deformado para dar paso a otras maneras construidas legalmente".
Los obispos se mostraron en desacuerdo con que las parejas homosexuales puedan adoptar al considerar que "la adopción es esencialmente un modo de conceder al niño por ley, lo que por naturaleza le corresponde y necesita: un padre y una madre".
Finalmente, cuestionaron la "gestación solidaria" al afirmar que "no es ética" ni "adecuada"; así como contra la posibilidad de que los menores de edad asuman diferentes criterios de identidad o procedimientos clínicos sin la autorización de sus padres.