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Entre anécdotas, Francisco homenajeó la fidelidad a la Iglesia del fundador de Fasta

Audiencia privada de FASTA con el Papa Francisco (Cortesía de FASTA)

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Esteban Pittaro - publicado el 04/10/22
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Con motivo de los 60 años de la Fraternidad de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino, Fasta, un nutrido grupo de sus miembros visitó al Papa Francisco y mantuvo un encuentro con él

Peregrinos a la Ciudad Eterna, agradecieron al Papa Francisco, en palabras del padre César Garcés Rojas, presidente de Fasta, porque, entre otros motivos, “nos toma de la mano y nos lleva”, “nos impulsa a salir de nuestros cómodos centros y salir a la periferia”.

“No deje de soñar con la Iglesia de un futuro mejor”, le pidió el padre Garcés al saludar en nombre de todos los concurrentes y los que se unieron espiritualmente desde todos los países donde está presente esta familia.

Ante peregrinos llegados desde la Argentina, Costa Rica, España, Ecuador, República Democrática del Congo, Perú y Brasil, como confirmaron a Aleteia, el Papa Francisco dejó de lado el discurso que tenía pensado leer por considerarlo “aburrido”, e inmediatamente recordó con cariño su relación con el fundador el padre Aníbal Fosbery O.P., fallecido en mayo de este año.

Se conocían desde jóvenes, aunque Fosbery era algunos años mayor, como el propio Francisco recordó. El fundador de Fasta era de los “grandes”, y Bergoglio era de los más chicos. Llegaron juntos a jugar al fútbol en San José de Flores.

Eran años y un barrio, recordó el Papa con cariño, de “pelea clerical” entre sacerdotes que promovían vocaciones religiosas y diocesanas. En ese ambiente, sintetizó, nació la vocación del fundador de Fasta.

“Aníbal hizo una opción, una opción que sus enemigos siempre tildaron de ideología. Y no era así. Como Arzobispo tuve presiones muy serias de no incardinar a los chicos. (…) ‘No porque es gente ideológica, es la ultraderecha de Fasta, fachista…’. Yo lo hablaba con él, y nunca encontrábamos eso”, evocó Francisco, y expresó que en la Fraternidad “había una cierta originalidad, que después la conocí en el modo de proceder.

“Es un estilo, un estilo eclesial que tienen ustedes y que tienen que cuidar. Por eso yo les diría que cuiden ese estilo, que es esencialmente eclesial. Es un estilo nuevo, eclesial”, pidió Francisco.

“Aníbal nunca dejó de ser dominico. No hizo un cisma. Cuando había una fiesta, una ordenación en Santo Domingo, Aníbal estaba allí”, insistió, y refirió que “las acusaciones que le hacían sí eran ideológicas, ponían ideología donde no había”. Aunque el Papa reconoció que “es verdad que hubo problemas”, “como en toda organización, hay problemas normales, pero fueron problemas que se solucionaron desde dentro y con el diálogo”, aclaró.

“Por eso yo quisiera agregar mi más sentido homenaje a su fidelidad a la Iglesia. Un hombre fiel a la Iglesia, fiel a su orden religiosa. Y también agradecer a los dominicos que lo dejaron hacer”, agregó Francisco, a la vez que pidió a los peregrinos que “nunca pierdan lo que él les enseñó. Meterse, meterse, conversión desde adentro. ¿no? Y cuiden las vocaciones”.

Asimismo, a Oscar Carlos D’Agostino, que además de acompañar a Fosbery ayudó a Bergoglio cuando estaba en la Acción Católica.

En su historia siempre tuvo encuentros con el padre Fosbery, concluyó Francisco. “Primero como discípulo menor, compañero de juego, compañero de Acción Católica, compañero de seminario en lugares distintos, (…)como yo provincial, y él en los dominicos, y después ya como Arzobispo”.

Desde el cariño y la fraternidad, y con las mismas palabaras con las que bromeaba con Fosbery, pidió: “Sigan con esta bendita ‘ne-fasta’ que él creó, y con la originalidad, sean fieles al carisma. Porque es la única manera de no equivocarse”.

En el discurso no leído, Francisco repetía los mensajes de gratitud, felicitación y recuerdo del padre Fosbery, reconociendo su intención de “contribuir a la aplicación de las enseñanzas que brotaban del Concilio Vaticano II”.

“Y hoy, vemos cómo su Fraternidad ha acogido el mensaje conciliar y ha puesto en marcha diversos proyectos para la evangelización de la cultura, la juventud y la familia, creando una gran variedad de instituciones educativas, como colegios, universidades, y residencias universitarias en diferentes partes del mundo. Asimismo, la Fraternidad Santo Tomás de Aquino para sacerdotes y la Fraternidad Apostólica Santa Catalina de Siena para consagradas es un valioso servicio para hacer madurar los carismas de enseñanza en todos los fieles, incluidos aquellos que se han consagrado al Señor”.

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