Obispos católicos rusos hablan sobre la guerra de Putin

La conferencia de obispos católicos en Rusia ha emitido un comunicado calificando la invasión de Ucrania por parte de Moscú como una “dura confrontación” que “amenaza la existencia de todo el mundo”.

Tras la movilización parcial del presidente ruso, Vladimir Putin, para reforzar sus esfuerzos de guerra en Ucrania, la Conferencia de Obispos Católicos de Rusia emitió un llamamiento en el que dijo que la “operación militar especial” ha producido “miles de víctimas” y “socavado la confianza y la unidad entre países”.

“El duro enfrentamiento en Ucrania ha degenerado en un conflicto militar a gran escala que ya ha causado miles de víctimas, ha socavado la confianza y la unidad entre países y pueblos y amenaza la existencia del mundo entero”, dice el comunicado, publicado el miércoles y firmado por el Arzobispo Paolo Pezzi de la Arquidiócesis Católica Latina de la Madre de Dios en Moscú, en nombre de la Conferencia Episcopal.

Los obispos católicos latinos del país, que son apenas cinco, apelaron a la paz.

Desde la invasión de Ucrania el 24 de febrero, el gobierno ruso ha reprimido las protestas contra la guerra en Rusia. Incluso llamar a la “operación militar especial” una guerra podría llevar a alguien a la cárcel.

El reciente llamamiento de Putin a los reservistas militares se ha saldado con protestas populares y un éxodo masivo de hombres del país que no están dispuestos a ir a luchar a Ucrania.

“Queremos seguir la enseñanza de la Iglesia, según el Evangelio y la Tradición de la Iglesia antigua: La guerra nunca ha sido ni será un medio para solucionar los problemas entre las naciones”, dijo el llamamiento de los obispos, citando al Papa Pío XII, quien en 1939 declaró: “Nada se pierde con la paz, todo se puede perder con la guerra”.

También citan al Papa Francisco, quien dijo en una Misa que celebró en Kazajstán el 14 de septiembre:

“Que nunca nos acostumbremos a la guerra ni nos resignemos a su inevitabilidad. Acudamos en ayuda de los que sufren e insistamos en que se hagan esfuerzos genuinos para lograr la paz. ¿Qué debe suceder aún, y cuántas muertes aún se necesitarán, antes de que el conflicto ceda el paso al diálogo por el bien de las personas, las naciones y toda la humanidad? La única solución es la paz y la única forma de llegar a la paz es a través del diálogo”.

La conferencia episcopal rusa permite que los gobiernos a veces tengan que defenderse militarmente, y que los ciudadanos llamados a luchar cumplan con su deber siempre que su conciencia discierna que la acción militar es justificable. Citan el Catecismo de la Iglesia Católica (2302-2317), que admite el recurso a la guerra en legítima defensa y sólo en el caso de que concurran determinadas condiciones.

En contraste con un anuncio del gobierno el 25 de septiembre de que los objetores de conciencia no tendrán la opción de realizar servicio comunitario en lugar de tomar las armas, los obispos dicen en su declaración que la Constitución rusa protege a los objetores de conciencia.

Su llamado también establece que la participación de los obispos en la guerra está prohibida por la tradición de la Iglesia y por las convenciones internacionales.

El documento concluye con un llamamiento a todos los católicos en Rusia a orar y ayunar por la paz y a los sacerdotes a ofrecer Misa con oraciones específicas por la misma intención.

Mientras tanto, se ha publicado una transcripción de una conversación entre el Papa Francisco y los jesuitas en Rusia y otros países, que revela más sobre la actitud del Papa hacia la invasión rusa de Ucrania.

“Hay una guerra en curso y creo que es un error pensar que esta es una película de vaqueros donde hay buenos y malos”, dijo Francisco el 15 de septiembre, en una reunión que sostuvo durante su viaje apostólico a Kazajistán. “También es un error pensar que esta es una guerra entre Rusia y Ucrania y nada más. No, esto es una guerra mundial”.

El Papa jesuita se ha reunido regularmente con otros miembros de la Compañía de Jesús durante sus viajes al extranjero. Esta reunión fue con los jesuitas que trabajan en la Región Rusa de la Compañía de Jesús, específicamente en Rusia, Bielorrusia y Kirguistán.

Sus comentarios se hicieron eco de declaraciones anteriores que han cuestionado la narrativa de que la culpa de la invasión de Ucrania debe recaer totalmente en los pies de Moscú. Dijo que no es tan sencillo.

“Uno tiene que investigar la dinámica que desarrolló el conflicto”, dijo. “Hay factores internacionales que contribuyeron a provocar la guerra. Ya he comentado que un jefe de Estado, en diciembre del año pasado, vino a decirme que estaba muy preocupado porque la OTAN se había ido ladrando a las puertas de Rusia sin entender que los rusos son imperiales y temen la inseguridad fronteriza. Expresó temor de que esto provocara una guerra, y esta estalló dos meses después”.

Mientras Rusia montaba una acumulación militar a lo largo de las fronteras de Ucrania a lo largo de 2021, a principios de 2022, Putin expresaba su preocupación de que la Organización del Tratado del Atlántico Norte se hubiera expandido a países cada vez más cercanos a Rusia. Específicamente buscó garantías de que Ucrania no se uniría a la Alianza.

“Entonces, uno no puede ser simplista al razonar sobre las causas del conflicto. Veo imperialismos en conflicto”, continuó el pontífice. “Y, cuando se sienten amenazados y en declive, los imperialismos reaccionan pensando que la solución es desatar una guerra para compensarlo, y también vender y probar armas”.

Una vez más, Francisco expresó su opinión de que “ya estamos viviendo la Tercera Guerra Mundial”, una idea que ha propuesto durante los últimos años.

A pesar de la alusión del Papa a la conversación con el “jefe de Estado” anónimo, insistió en que la “víctima” del conflicto actual es Ucrania. Recordó a sus oyentes que en el pasado calificó la invasión de Ucrania como una “agresión inaceptable, repugnante, sin sentido, bárbara y sacrílega”.

Papa Francisco reitera, una y otra vez su apoyo a la población ucraniana y hace un llamamiento por la paz en casi todos sus discursos públicos.