El hermano Kevin Crowley es uno de esos hombres humildes y discretos cuya fe resplandece. En 1969 decidió fundar en Dublín (Irlanda) el Centro de Día Capuchino para personas sin hogar y vulnerables.Durante 50 años, ha brindado alimentos, cuidados y artículos de primera necesidad a personas necesitadas. Si al comienzo de su trabajo proporcionaba solo 50 comidas al día, hoy el centro ofrece más de 800 comidas.
Más allá de poner un plato
Pero su trabajo va más allá de un plato de comida. Como explica el hermano Kevin Crowley, el Centro existe para ofrecer dignidad y respeto a cada individuo.
Una misión que no pasó desapercibida. En 2018, el Papa Francisco visitó el centro durante su viaje a Irlanda. Y ahora, después de 50 años de servicio dedicado, el hermano Kevin Crowley finalmente se jubila a los 87 años. El Arzobispo de Dublín, Monseñor Dermot Farrell, le rindió un elogioso homenaje en un comunicado publicado recientemente en las redes sociales:
“Felicito al hermano Kevin por su retiro del Centro de Día de los Capuchinos, donde dedicó su vida al servicio de los pobres. Su trabajo con su personal y voluntarios ha transformado la vida de quienes se han beneficiado de los servicios del Centro, [que han pasado] de la miseria y la desesperación a la esperanza y el amor. Uno solo puede maravillarse de las muchas personas a las que sirvió personalmente. Podía ver a Cristo en las personas que conocía. Fue con amor que les tendió la mano”.
Lo cierto es que la obra del hermano Crowley no caerá en el olvido. En su mensaje a los religiosos, el arzobispo Dermot Farrell insistió en la importancia de mantener los esfuerzos de los capuchinos:
“Debemos recordar a los pobres que todavía tenemos con nosotros, en número cada vez mayor a causa de las guerras, el hambre, la drogadicción y el alcoholismo. Hoy pidamos al Señor que nos ayude a trabajar por la reducción de la pobreza, a tener compasión de los que pasan por el calvario y dolor a causa de nuestro abandono. Espero que todos podamos inspirarnos en el hermano anciano Crowley para cuidar a los necesitados en nuestras comunidades. Oramos para que siendo octogenario ahora pueda sentarse y disfrutar de su jubilación, permitiendo que sus seres queridos lo cuiden como él cuidó a los demás”.

Combatir la «cultura de la indiferencia»
El presidente de Irlanda, Michael D. Higgins, también rindió un cálido homenaje a Kevin Crowley, quien dijo que había prestado un gran servicio a la gente de Dublín. “El Papa Francisco habló de una ‘cultura de la indiferencia’ y nos desafió a todos a no mirar hacia otro lado o alejarnos de aquellos que sufren en nuestro planeta compartido. El hermano Kevin, y quienes trabajan junto a él, en su trabajo asumen este desafío todos los días”, dijo el político.
A finales de este mes de agosto, el capuchino regresará a West Cork, en el suroeste de Irlanda, donde vivirá su retiro con su familia.

