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Los increíbles Superpoderes de los santos

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Shutterstock | Yuganov Konstantin

Claudio de Castro - publicado el 09/07/22

En la Biblia, Jesús promete a sus apóstoles poderes extraordinarios que los ayudarán a propagar el Evangelio ¡y vaya que se cumple! Por el escritor Claudio de Castro

“Sacaban los enfermos a las plazas y los colocaban en lechos y camillas, para que, al pasar Pedro, siquiera su sombra cubriese a alguno de ellos”

Hechos 5, 15

Seguro te lo he comentado alguna vez, nada me gusta más que leer las biografías de los grandes santos de nuestra Iglesia.

Son libros muy entretenidos y que te enseñan el camino de la santidad y cómo Dios premia a sus santos con superpoderes, para que atraigan multitudes y las lleven a la santidad.

Mi nieta Ana Sofía disfruta mucho de mis historias y últimamente me ha pedido que le hable de los santos. Para hacerlo entretenido le menciono sus vidas y los poderes que Dios les concedía.

Un santo que volaba

Le encanta la vida de san José de Cupertino quien solo con escuchar nombrar a Jesús entraba en éxtasis y salía volando.

Sí, como estás leyendo, ¡podía volar! Y no era algo que ocurría entre cuatro paredes sin testigos.

Los que lo vieron fueron muchísimos y eso se convirtió en un problema, al punto que al final de su vida lo enviaron al monasterio a vivir aislado, cosa que no impidió que nuestro santo siguiera volando.

La Inedia

Algunos santos pasaron años alimentándose únicamente de la Eucaristía. Tiene un nombre curioso: la inedia. ¿Lo habías escuchado alguna vez?

Grandes Poderes

¿Tienes una Biblia a mano? Ábrela en Marcos 16. Jesús les promete poderes extraordinarios que los ayudarán a propagar el Evangelio.

“Agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien”.

¿Qué ha pasado con esos poderes que Jesús concedió a sus discípulos? ¿Es que tenemos menos fe?

Bilocación

Hay un poder impresionante con otro nombre curioso: Bilocación. Se define como la presencia simultánea de una misma persona en dos lugares diferentes. 

Es decir, un santo está en el mismo momento en dos lugares, multiplica su presencia y esto ocurre con testigos fiables que dan fe de ello.

Son muy conocidos los casos del Padre Pío y Fray escoba, san Martin de Porres, quien solía ayudar a muchas personas estando en el mismo momento en diferentes lugares.

En Aleteia te contamos historias sorprendentes y reales, sobre 5 santos que tenían el don de la bilocación:

Muchos santos tenían arrebatos místicos, un estado espiritual que los dejaba absortos, insensibles, como fuera de este mundo, experimentando la presencia amorosa de Dios.

Si deseas conocer más sobre los superpoderes de los santos, un tema realmente apasionante, te recomiendo ir a tu librería católica favorita y pedir libros sobre las vidas de los grandes santos de nuestra Iglesia. Te recomiendo empezar con la vida de:

  1. Padre Pío
  2. Don Bosco
  3. San Francisco de Asís
  4. El santo cura de Ars

Para mí, el mayor superpoder que han tenido los santos es perseverar en su vida de oración que muchos de nosotros abandonamos a la primera dificultad, su fidelidad al Evangelio, una virtud que hoy día es como un tesoro, y las enseñanzas que nos dejaron con el ejemplo de sus vidas.

¿Quién es santo?

Ahora te haré la pregunta fundamental: “¿Te gustaría ser santo?”.

El papa Benedicto XVI en su audiencia del 13 de abril del 2011 te explica lo que es la santidad de una manera muy sencilla. Te recomiendo leerlo:

“¿Qué quiere decir ser santos? ¿Quién está llamado a ser santo? A menudo se piensa todavía que la santidad es una meta reservada a unos pocos elegidos.

San Pablo, en cambio, habla del gran designio de Dios y afirma: ‘Él (Dios) nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor’ (Ef 1, 4).

La santidad, la plenitud de la vida cristiana no consiste en realizar empresas extraordinarias, sino en unirse a Cristo, en vivir sus misterios, en hacer nuestras sus actitudes, sus pensamientos, sus comportamientos.

La santidad se mide por la estatura que Cristo alcanza en nosotros, por el grado como, con la fuerza del Espíritu Santo, modelamos toda nuestra vida según la suya.

Es ser semejantes a Jesús, como afirma san Pablo: ‘Porque a los que había conocido de antemano los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo’ (Rm 8, 29)”.

Te haré otra pregunta: “¿Sabes por qué Dios te pide constantemente en las Sagradas Escrituras que seas santo?”  Piénsalo y me escribes. Hay un motivo grande para ello.

¿Te gustaría contarnos tus aventuras con Dios? Escríbenos. Te paso mi email personal:

cv2decastro@hotmail.com

¡Dios te bendiga!

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