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Rafa Nadal sigue dando ejemplo, dentro y fuera de la pista. El de ayer fue un gesto de grandeza. Y la demostró con un detalle que puede parecer pequeño.
El jueves había hecho pública ya su retirada de la competición de Wimbledon por un problema muscular, concretamente una fisura en el abdomen. Le era materialmente imposible el saque con la izquierda. El equipo médico le recomendó que abandonara la pista y así evitaría una rotura mayor.
Rafa había dado la rueda de prensa, donde se le veía convencido de que el abandono era la mejor opción pero sin esconder su tristeza por la renuncia obligada.
Ayer hizo las maletas y cargó su mochila al hombro. Salió de su habitación y caminó hasta la puerta del edificio donde se alojaba. Se le veía tranquilo pero con semblante serio. Hasta que en el hall del edificio vio a trabajadores del All England Tennis Club. Son los que no se ven, ni destacan ni son famosos, pero Rafa tuvo claro qué quería hacer antes de cruzar la puerta: saludar uno a uno. No fue solo que se los cruzó al paso, sino que fue a su encuentro.
Aquí puedes ver cómo ocurrió todo: