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¿Deberían los smartphones y las redes sociales ser ilegales para los menores?

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escolares con smartphones

Syda Productions | Shutterstock

Jim Schroeder - publicado el 01/06/22

Necesitamos un debate serio y abierto sobre uno de los mayores problemas para los jóvenes y las familias de hoy

Estamos en medio de una crisis de salud mental en EE.UU., y esto ha sido reconocido por los más altos cargos del país. Aunque hay muchos factores involucrados, una gran cantidad de investigaciones científicas ha proporcionado evidencia innegable. Por mucho impacto positivo que la tecnología pueda tener para los jóvenes, el uso de smartphones y las redes sociales ha provocado una avalancha de resultados físicos, psicológicos y sociales negativos.

Ha llegado el momento de hacer la pregunta: ¿Deberían imponerse restricciones legales a los menores cuando se trata de smartphones y cuentas de redes sociales? Estas son las cuatro consideraciones que creo que debemos hacer al abordar esta pregunta.

El 22 de marzo de 2022, el director científico de la Asociación Americana de Psicología, el Dr. Mitch Prinstein, junto con otros profesionales y organizaciones, envió una carta sin precedentes al Cirujano General de los Estados Unidos.

La carta pedía al Cirujano General que lanzara una “campaña de educación pública” sobre los “peligros específicos que las redes sociales representan para los adolescentes”, y sobre los mejores métodos para mantener a los jóvenes a salvo.

En la carta se describen hallazgos clave de la ciencia que detallan cómo las redes sociales pueden “explotar las vulnerabilidades biológicas entre los jóvenes” asociadas específicamente con su etapa de desarrollo. Esto conduce a una reducción de la salud y el bienestar; a un aumento de los comportamientos ilícitos; a una influencia mala entre compañeros y a un aumento del acoso entre compañeros.

Además, se señala en la carta, las empresas de tecnología continúan mostrando una “falta de transparencia” con respecto a los métodos diseñados para recompensar un mayor uso entre los jóvenes.

Más allá de lo detallado en esta carta, hay una gran cantidad de información científica disponible que indica que tanto las redes sociales como los dispositivos personales están asociados con resultados negativos en muchas áreas; incluidas, entre otras, las siguientes: atención; estado de ánimo; comportamiento; habilidades sociales; sueño; accidentes de tráfico; rendimiento académico/intelectual; pornografía, obesidad y creatividad.

La evidencia científica respalda cada vez más la idea de que el “experimento” de dispositivos móviles/redes sociales con nuestra juventud es uno de los peores de la historia.

2Los padres necesitan ayuda

Recientemente, estaba en un programa de radio discutiendo este tema, y ​​uno de los presentadores comentó que “todos sabemos que [la situación tecnológica con los jóvenes] es un choque de trenes, pero no sabemos qué hacer al respecto”.

La realidad es que los padres y educadores llevan tiempo diciéndolo. Todas las recomendaciones de los expertos, a menudo relacionadas con la educación y el seguimiento, han fracasado estrepitosamente. Han pasado 15 años desde que se lanzó el iPhone y, a pesar de todos los esfuerzos para enseñar su uso apropiado, ha llegado el momento de reconocer que la situación es peor que nunca.

Aunque la posibilidad de restricciones legales traerá problemas, también ayudará a padres, cuidadores y educadores “una pierna sobre la cual sostenerse”.

A lo largo de los años, he hablado con innumerables padres que lamentan las decisiones que han hecho con respecto a los dispositivos personales y las redes sociales, exasperados porque han sido presionados (por diversas fuerzas) para tomar decisiones que saben que no son saludables para sus hijos.

Es hora de que realmente consideremos todas las opciones para ayudarles a decidir lo mejor para los niños.

3Las empresas saben que es tóxico pero quieren ganar dinero

Por mucho bien que las empresas de tecnología intenten generar en el mundo, es innegable que están motivadas principalmente por un factor: las ganancias. Esto nunca fue más evidente que el año pasado con respecto a lo que se descubrió con respecto a Facebook.

Un informe del Wall Street Journal mostró que Facebook había estado ocultando una investigación realizada durante los últimos tres años, que encontró que Instagram está dañando a los jóvenes, especialmente a las adolescentes.

Entre muchos hallazgos, casi un tercio de las chicas encuestadas revelaron que cuando se sentían mal con su cuerpo, Instagram las hacía sentir peor. El 6% de los usuarios estadounidenses y el 13% de los usuarios británicos remontaron sus pensamientos suicidas hasta Instagram.

En general, los datos dejaron claro que, para muchos jóvenes, Instagram es un lugar poco saludable para estar.

Y sin embargo, el 40% de los usuarios de Instagram son menores de 22 años. Además de ocultar la investigación, Facebook, propietario de Instagram, establece claramente en sus documentos que la juventud ha sido y sigue siendo uno de sus principales objetivos de crecimiento. Actualmente están trabajando en la construcción de una plataforma de Instagram para jóvenes menores de 13 años; ignorando su propia investigación sobre cuán tóxica es esta plataforma para los usuarios más jóvenes.

La realidad es esta: las empresas tecnológicas ganan más dinero cuando más jóvenes usan sus plataformas; y no han mostrado una “conciencia social” con respecto a todas las formas en que esta práctica está causando efectos perjudiciales.

No podemos confiar en que estas empresas hagan lo correcto; por lo tanto, debemos considerar otras opciones para frenar las prácticas poco saludables de estos “gorilas de mil millones de dólares”.

4Se prohiben otras cosas perjudiciales

Nuestra sociedad ha impuesto durante mucho tiempo restricciones legales a los jóvenes por dos razones principales: su salud y bienestar y el bien público.

De 16 a 21 años, las personas tienen restricciones o limitaciones en lo siguiente: conducir, fumar, beber (alcohol), apostar, firmar un consentimiento médico, ver películas con clasificación R, tener un seguro personal o una tarjeta de crédito, entre otras cosas. Ni siquiera puedes conseguir un coche de alquiler hasta que tengas 25 años.

No es que los jóvenes no tengan capacidades generales para hacerlo. Podríamos argumentar que un joven de 15 años tiene las habilidades físicas para conducir bien; o un joven de 16 años tiene la capacidad matemática para comprender cómo usar una tarjeta de crédito.

Más bien, es que les falta completar su desarrollo neurológico; y les faltan experiencias de vida para administrar estos bienes de una manera que los mantenga a ellos y a los demás a salvo.

Sin embargo, ¿qué hemos hecho con las redes sociales y los dispositivos personales? Hemos permitido su uso, aunque reconocemos los tremendos efectos negativos que está teniendo sobre las personas y la comunidad en su conjunto.

Creo que hablo por la mayoría de padres cuando digo que estaríamos mucho menos preocupados por que nuestros jóvenes tuvieran una tarjeta de crédito o vayan solos a ver una película con clasificación R, que por tener acceso sin restricciones a los dispositivos y al mundo on line.

Algunas precisiones adicionales

Al proponer una consideración para las restricciones legales para smartphones y cuentas personales de redes sociales para jóvenes, quiero puntualizar.

En primer lugar, desearía no haber llegado a este punto. Para los que me conocen, no creo que las restricciones legales sean la respuesta para la mayoría de las dificultades de nuestras vidas. Más bien, preferiría otras opciones que impliquen una mejor educación, comunicación, responsabilidad de los padres, cooperación, políticas internas (por ejemplo, en las escuelas), opciones de seguridad tecnológica y apoyo general.

Sin embargo, después de haber estado en el centro de esta tormenta durante más de una década, lamentablemente he llegado a la conclusión de que si realmente queremos preservar la salud y el bienestar de nuestros jóvenes y comunidades, debemos hacer algo más drástico.

Por otro lado: para aquellos padres o educadores que ven esto como una restricción excesiva, ofrezco algunos puntos adicionales de claridad.

En primer lugar, no estoy planteando que los menores no tengan teléfono (por ejemplo, en casos de emergencia), sino que se les restrinja el uso de smartphones, que han demostrado ser los verdaderos culpables de todo esto.

En segundo lugar, reconozco que sin redes sociales es difícil la relación; y si los padres eligen usar las redes sociales, pueden tomar esa decisión por sus hijos si así lo desean (en la cuenta de los padres, no en la del niño).

Y en tercer lugar, me doy cuenta de que la aplicación de tales políticas sería difícil para las fuerzas del orden. Sin embargo, la esperanza es que al ayudar a los padres y cuidadores a tomar decisiones más saludables para nuestros niños, el “efecto arrastre” beneficiará a todos a largo plazo.

En última instancia, esto debe ser una discusión abierta. Si hay una mejor manera de garantizar un lugar saludable para nuestra juventud, soy todo oídos.

Es hora de no tener miedo de hacer lo correcto. De lo contrario, el que ya es el problema más importante que enfrenta nuestra juventud hoy, pronto se convertirá en el problema más grave de nuestra sociedad.

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