El arzobispo estadounidense Fulton Sheen, de manera profética, señaló que “estamos al final de la cristiandad” entendida como una “una vida económica, política y social inspirada en los principios cristianos”.
“Eso está terminando, lo hemos visto morir. Mira los síntomas: la ruptura de la familia, el divorcio, el aborto, la inmoralidad, la deshonestidad general”.
En este mismo sentido, Juan Pablo II hablaba de una cultura de la muerte caracterizada por:
- Un eclipse del sentido de Dios, que conlleva al materialismo práctico, a un individualismo, hedonismo y utilitarismo.
- Olvido de las dimensiones más profundas, relacionales, espirituales y religiosas, de la existencia. En este contexto el sufrimiento, algo inevitable de la existencia humana y posible factor de crecimiento personal, es considerado como inútil y que a toda costa debe ser suprimido de la vida, pues una vida que sufre se considera una vida sin sentido.
- La reducción del cuerpo a pura materialidad, que hay que usar según criterios de gozo y placer egoístas. De esta manera la sexualidad queda despersonalizada e instrumentalizada, y deja de ser un signo, lugar y lenguaje del amor.
- Las relaciones interpersonales se empobrecen, siendo sus principales víctimas los niños, ancianos, enfermos y mujeres.
- Se aprecia al otro no por lo que es, sino por lo tiene o produce, llevando consigo la supremacía del más fuerte sobre el más débil
- Se produce en la conciencia un eclipse del sentido de Dios y del hombre, llevando consigo una confusión cada vez más sentida entre el bien y el mal.
¿Quién esta detrás de la destrucción?
Ante estos procesos destructivos, el obispo Sheen ponía de manifiesto que “las grandes masas sin fe están inconscientes de los procesos destructivos que acontecen”.
Y en este sentido considero importante tomar conciencia y abrir los ojos ante esta realidad que inunda familias, destruye vidas y amenaza socavar la cultura como la conocemos.
El Catecismo de la Iglesia Católica enseña que atrás de estos procesos se encuentra la voz seductora, opuesta Dios (Cat. 391). Esa voz seductora no es otra que la del Diablo y sus ángeles, los demonios.
Pablo VI en su alocución del 15 de noviembre de 1972 se expresaba diciendo:
“Sale del cuadro de las enseñanzas bíblicas y eclesiásticas quien se niega a reconocer su realidad (la del demonio).
El diablo es el enemigo número uno, es el tentador por excelencia. Sabemos de esta manera que este ser oscuro y perturbador existe de verdad”.
Por lo anterior, atrás de esta cultura que busca la destrucción del hombre, la vida y la familia, está la influencia nefasta del demonio que busca seducir al hombre a desobedecer a Dios (Catecismo, 394).
La caída de los ángeles rebeldes y las tinieblas hoy
Ahora bien, ¿cómo de manera concreta la rebelión de los Ángeles influye en estos procesos que destruyen la sociedad?
Para ver con mayor claridad esta influencia, consideremos algunos aspectos de esta caída de los ángeles.
1La transformación en el mundo de los ángeles
Cabe recordar que Dios crea ángeles, criaturas de luz (Gn. 1,3), Dios no crea a los demonios. Estos últimos decidieron de manera voluntaria y libre rebelarse contra Dios, lo cual conllevó una consecuencia y es que estos seres de luz ahora son tinieblas, de tal manera que Dios tiene que separar la luz de las tinieblas (Gn. 1,3).
Esto fue una transformación radical en el ser angelical: criaturas de luz decidieron ser algo que no eran. De seres de luz se trasformaron en tinieblas, ausencia de luz. Terrible.
¿Acaso no está esta voz seductora también en la ideología de géneroque propugna: yo no soy lo que soy sino que yo decido ser algo diferente a lo que soy?
¿Acaso no está esta voz seductora en el trashumanismo y transespecie , donde no se quiere ser lo que se es, humanos, para buscar ser algo diferente?
2La lucha contra la mujer
En el libro del Apocalipsis leemos:
“Apareció otra señal en el cielo: un gran Dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas. Su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra. El Dragón se detuvo delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su Hijo en cuanto lo diera a luz”.
Ap. 12,3-4
El demonio al frente de la mujer para impedir que dé a luz y devorar al niño que está por nacer.
¿Acaso no es esta la voz seductora en la anticoncepción y en el aborto?
3La lucha contra el matrimonio natural entre hombre y mujer
En el libro de Tobías aparece el demonio Asmodeo que impide la consumación de Sara con sus esposos; le mató a 7 de sus esposos.
Incluso hay exorcistas que mencionan que hay un demonio que se dirige específicamente a atacar y dividir los matrimonios.
¿Acaso no es esta la voz seductora en contra del matrimonio natural y de la unión entre el hombre y la mujer?
El verdadero enemigo
Por ello, como lo menciona Fulton Sheen, “solo aquellos que viven por la fe realmente saben lo que está pasando en el mundo”.
Un análisis que no tenga en cuenta esta realidad espiritual es un análisis cojo y que no lleva a descubrir y luchar contra el verdadero y único enemigo: el demonio.
Los ángeles vencedores
Y si bien es cierto que se constata esta influencia de los demonios en esta cultura de la muerte, también lo es que en cada uno de estos aspectos hay ángeles fieles, los santos ángeles que han dado la batalla y han vencido.
Así, en la rebelión del demonio contra Dios, se levanta san Miguel y defiende los derechos de Dios.
San Miguel viene a defendernos contra los ataques de la ideología de género y el trashumanismo.
Pues nuestro cuerpo es un regalo, un don que Dios nos ha dado. No nos pertenece, sino que es templo del Espíritu Santo, y como tal es defendido y custodiado por san Miguel.
San Gabriel ha sido el ángel que le anunció a la mujer, a la Santísima Virgen Maria, que iba a dar a luz.
Y por ello ante el aborto es el gran protector del vientre de las mujeres embarazadas y de los niños que están por nacer. El gran defensor y vencedor de la industria del aborto.
San Rafael es el que conduce al joven Tobías a unirse en matrimonio con Sara y expulsa al demonio.
Así que es necesario conocer esta batalla espiritual, conocer contra quién luchamos. Y lo mejor, saber con quién vencemos: con nuestros buenos amigos, los santos ángeles.
Invoquémoslos y, junto con ellos, defendamos al hombre y su dignidad, las familias y jóvenes, los ancianos y enfermos.
Hoy celebramos a...